Debilidad por "el elefantino"

A la espera de un Tour de Francia donde predominen un poco más las imágenes sobre las voces, podemos ya dar por sentenciadas nuestras emociones ante las batallas alpinas, sin despreciar en absoluto alguna que otra etapa pirenaica y la última contrarreloj, que por su trazado nos entretuvo más de lo habitual en ellas.Sólo queda la lucha Pantani-Riis en Disneylandia, confesando de antemano mi debilidad por el elefantino, y la posibilidad que pueda tener Abraham Olano de recuperar la cabeza de los españoles frente a Fernando Escartín en su terreno favorito, es decir, solo contra el cronómetro y alejado de las montañas.

Pero en todo caso me quedo satisfecho de mi vaticinio sobre la presencia de tres ciclistas españoles entre los 10 primeros de la clasificación general final de la carrera, lo que constituiría un excelente e importante resultado si lográsemos, eso sí olvidar la borrachera de triunfo que los compatriotas planeamos simplemente porque nos dio la gana.

Creo que Abraham Olano está evidentemente por debajo de su nivel, pero si en esta carrera tuviésemos que señalar un desastre nacional, ya que estamos al borde del 98, nos referiríamos al de la escuadra -no la de Cavite- de la ONCE, el mejor equipo mundial en estos últimos años y, por tanto, el que más desnivel de desilusión sobre sus posibilidades ha tenido.

Siendo mí única admiración colectiva -ya saben que mi individualismo lo traslado también a mis elegidos-, espero que el espíritu de lucha que el técnico Manolo Saiz le impuso se manifieste lo más pronto posible.