¿Uniforme o disfraz?

Ésta es una de las múltiples injusticias que demuestran la calidad de determinadas personas que no merecen ni el uniforme ni la placa que lucen, ni el cargo que desempeñan, ni mucho menos portar un arma.Eran las nueve y media de la noche del pasado día 8 cuando relatábamos determinadas escenas de dos famosos humoristas en nuestro coche. Estábamos parados en el semáforo correspondiente cuando se nos acerca un agente del 091, con un terrible olor etílico, que nos. ordena estacionar a la izquierda. Mi madre, al volante, obedece,y ya estaba sacando los papeles del coche cuando dicho individuo me ordena que le muestre mi documentación y que descienda del coche porque había un aspecto de la conversación que no le había gustado. Fue tan absurda la petición, que mi madre tuvo que explicarle, que en él coche, en la calle, en el domicilio, cada uno habla de lo que bien le parezca. Pero dicho agente volvía a insistir, ya con términos soeces, en que yo descendiera del coche. Las explicaciones de libertad de expresión y de ser ciudadanos de un país libre no parecían ir con él. Simplemente había decidido ejercer su autoridad a pesar de provocar un abuso y un avasallamiento con personas intachables.

Gracias a mi madre, no fui llevada a comisaría. Tras este evento de total injusticia e impotencia, fui trasladada de urgencia al hospital La Paz por haber sufrido vómitos y un desmayo al regresar a casa. El informe médico fue de "cuadro sincopal". No soy una persona fácilmente alterable, pero este . desagradable suceso fue superior a mis fuerzas.-