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Los líos urbanísticos de un pueblo del oeste

Un picadero, último capítulo de los múltiples conflictos que genera el crecimiento de las Rozas

Vicente G. Olaya

El espectacular crecimiento urbanístico proyectado por el Ayuntamiento de Las Rozas, del PP, está provocando curiosas situaciones en este municipio de 45.300 habitantes que, si se cumplen los planes, superará los 100.000 vecinos en pocos años. La política expansiva del alcalde, Bonifacio de Santiago, está siendo utilizada por la oposición, que blande sus proyectos como arma arrojadiza.Uno de estos proyectos es la escuela hípica. Debido al crecimiento urbano previsto, el centro quedará pronto en mitad del casco urbano. El picadero se sitúa entre las urbanizaciones Punta Galea y Golf, y ocupa una parcela municipal de 17.270 metros cuadrados. El Consistorio ha cedido su uso durante 25 años a un particular. Las obras incluyen caballerizas para 30 animales.

La concejal de IU Concepción de Frutos ha denunciado los hechos a la Consejería de Medio Ambiente, ya que el proyecto carece de la preceptiva calificación medioambiental. Medio Ambiente ha dado 15 días al Ayuntamiento para solventar las deficiencias.

En julio de 1995, De Santiago presentó un proyecto para cubrir 750 metros de la N-VI a su paso por el municipio. De esta manera se unirían los dos lados de la autovía, y sobre el techado se levantarían rotondas y parques. El Ministerio de Fomento destinó entonces 1.072 millones de pesetas a los trabajos.

Pero, en junio pasado, el alcalde reconoció que el techado previsto tendría que ser un 40% más pequeño de lo anunciado. La razón era sencilla: cubrir la auto vía, tal y como estaba proyectado, taparía las fachadas de las viviendas pegadas a la N-VI. IU se pregunta ahora quién va a pagar el primer proyecto que aprobó el Ayuntamiento.

Jardín botánico

El crecimiento urbano, proyecta do principalmente mediante grandes urbanizaciones, hace que algunas parcelas pequeñas queden aisladas y sin uso. Un ejemplo es una parcela de 2.800 metros cuadrados situada frente al parque de París. Como en ella, además, no se puede construir (en su interior se levanta una torre de alta tensión), el Ayuntamiento la ha destinado a jardín botánico: tiene cuatro árboles.Otro de los frentes abiertos en Las Rozas es el proyecto llamado Minimadrid. Se trata de una ciudad en miniatura para niños que proyectó el anterior alcalde, Jesús Zúñiga, del PSOE. Cedió una parcela a unos promotores privados a cambio de que éstos invirtieran 7.000 millones. Pero los inversores nunca metieron una peseta. Según el convenio firmado, el Ayuntamiento puede recuperar ahora el terreno para construir en él. Pero el asunto está empantanado, y los carteles siguen anunciando el proyecto.

El año pasado, el Ayuntamiento firmó con la Comunidad un protocolo para recalificar grandes extensiones. El núcleo urbano, que ahora tiene unos dos kilómetros de diámetro, se multiplicaría por cuatro. La recalificación sería tan grande que el edificio del Ayuntamiento tendría que cambiar de ubicación para no quedar alejado de algunos nuevos barrios. Las quejas vecinales, que ya veían la nueva casa consistorial en mitad del campo, consiguieron parar el proyecto.Pero el gran cambio es convertir en residenciales los 400.000 metros cuadrados de un parque empresarial diseñado en 1989. El PSOE ha llevado el caso a los tribunales porque el terreno fue expropiado a 500 pesetas el metro cuadrado, ya que iba a ser destinado a un polígono industrial. Ahora cada metro vale más de 50.000 pesetas por ser residencial. El regidor también quiere levantar 3.000 casas en la dehesa del Cantizal. De Santiago asegura que durante las obras no tocará "ni una encina", pero no explica cómo lo hará.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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