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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pensionistas

Los políticos no temen a los pensionistas. Saben que no van a salir a la calle para quemar cabinas telefónicas, autobuses... Pero pueden votar, y, aunque proporcionalmente sean minoría, tienen mucho tiempo libre para hablar con numerosas personas: hijos, nietos y compañeros de trabajo todavía en activo que reflexionan: "Ya veo lo que me esperá cuando me jubile".El pensionista tiene un realismo que le otorga la experiencia de la vida. No atiende a palabras sino a -hechos claros. Y hablar mucho para hacer muy poco produce una reacción que daña al político (Javier Arenas) parlanchín y a su partido.

Se debe crear un sistema de pensiones dignas, no limosnas ultrajantes. Un mínimo que coincida con el salario mínimo interprofesional. Desde luego, ha de cobrar más quien ha cotizado muchos años que quien ha cotizado pocos años. Es lo razonable. Sin embargo, circunstancias diversas hacen merecedoras de una vejez digna a muchas personas, aunque no hayan puntualizado ante la Seguridad Social los obligados años, como víctimas de empresarios desaprensivos, residencias prolongadas en el extranjero donde muchos españoles/as, con su honrado y digno vivir, han eliminado muchos prejuicios antiespañoles.Esos años no contabilizan en la Seguridad Social, pero e s un servicio a la sociedad española. Tampoco contabilizan ante, la Seguridad Social los artistas, los intelectuales que con su sensibilidad y su lógica aportan a la sociedad unos beneficios inestimables qué ellos apenas recuperan. Son personas de talante bohemio, ineptos a conceptos, como administración, organización, previsión... Además, el. Estado con el sistema de impuesto, devaluación de la moneda, etcétera, destruye muchas planificaciones previsoras. Que las compense.

El aporte de sensibilidad y lógica de nuestros intelectuales está tenazmente neutralízado por los pontífices de la economía española como José María Cuevas y José Barea. Estos oráculos ejercen una actividad muy antisocial. Quieren hacernos creer: el dinero que va a mi bolsillo o a personas afines a mi no produce inflación. Si produce inflación el dinero dedicado a sanidad, educación y viejos-

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