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La losa del olvido pesa 70 kilos

Ernestina de Champouircin, poetisa de la generación del 27, recibe el homenaje municipal

Una mujer menuda, envuelta en negro. Un alcalde que alza la voz hacia su oído. Eranayer en la Residencia e Estudiantes, la poetisa Ernestina de Champourcin, -la úItima superviviente de la generación del 27 con Rafael Alberti, y regidor de Madrid, José María ÁIvarez del Manzano. ¿El motivo? La entrega de la medalla al mérito, Artístico del Ayuntamiento ala escritora, que hoy cumple 92 años. ¡Hacerme venir, tan vieja!". Doña Ernestina, tía Nina para los abundantes sobrinos que integrarán un público deliberadamente reducido, lanza un lameno coqueto al entrar en el edificio que frecuentó en su ya lejana juventud.

Pese a sus dificultades de vista

oído, no ha perdido el desparpajo. Una vez acomodada en el sofá, atiende a quienes le preguntan. Ella, que nunca gustó de las entrevistas, empieza por advertir: No hago política para nada porque no me dejan".

-¿Sigue escribiendo?

-Desgraciadamente, no tanto como quisiera, porque de repente la inspiración se me pone tonta. De todas formas, tengo una buena cantidad de libros -publicados. Quisiera seguir, pero no se me ocurre nada. Me encuentro muy tonta.

Los años han templado en aguda la voz de la escritora que debutó en 1926 con su obra En silencio. Luego llegaron Ahora (1928), La voz del viento (1932) y Cántico inútil (1936). Y después, al acabar la guerra civil, el exilio, (sobre todo en México) hasta 1972. Allí perdió a su marido, el también poeta y compañero de generación Juan José Domenchina, fallecido en 1959. Ernestina Michels de Champourcin y Morán de Loredo siguió publicando hasta 1988. También trabajó como traductora, campo para el que ha realizado más de un centenar de trabajos.

La literata se deshace en elogios a sus maestrosJuan Ramón Jiménez ("el primer poeta español") y san Juan de la Cruz. Reconoció su deuda con en primero en su ensayo La ardilla y la rósa. Juan Ramón en mi memoria. "Pero también me gustan los franceses y los ingleses", puntualiza.

¡Cuál es tu poeta favorito? - espeta la poetisa al alcalde, ya sentado a su vera para iniciar el homenaje.

-Todos -escapa el regidor con, agilidad.

Comienza el homenaje con la lectura solémne, del acuerdo. de concesión de la medalla en reconocimiento a una larga trayectoria artística. Pero no hay protocolo que valga. "'Esto quiere decir que todos los madrileños estamos muy contentos de tener a una poetisa tan buena como tú. Aunque hayas nacido en Vitoria, te queremos tanto como si fueras 'de aquí", le comenta en voz- alta Álvarez del Manzano.

"Esto vale más que nada. No me importa haber esperado bastante. Este es un momento precioso en el que todo lo que he hecho por la poesía aparece con, sus reconipensas", - responde, orgullosal doña Ernestina de Champourcin.

La escritora ya no siente la losa del olvido caída durante tanto -tiempo. Un, homenaje al fin-,70 años después.

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