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La policía ha decomisado 2.000 navajas en las calles desde principios de año

Jan Martínez Ahrens

A las cinco de la madrugada del 12 de mayo, en Vicálvaro, una navaja se hundió tres veces en el cuerpo de Eduardo M., de 18 años; el sábado 27 de junio otra atravesó el corazón de Fernando Bertolá en una oscura travesía de Majadahonda, y el pasado viernes 4 de julio un puñal destrozó el estómago de Alberto G. en la madrileña calle de Rafael Salgado. Las navajas simples, de doble filo o automáticas, los puñales y los machetes se han convertido en protagonistas de las más sangrientas agresiones y crímenes que han azotado la región en el último año. Prueba de su proliferación la da un informe de la Delegación del Gobierno de Madrid, que cifra en 1.989 el número de armas blancas decomisadas por la policía en las calles de Madrid desde enero.Cada una de estas requisas ha venido acompañada de la apertura de un expediente sancionador que puede derivar en una multa de 100.000 pesetas, en el caso de las navajas de menos de 11 centímetros de hoja, o de 200.000 pesetas si se trata de puñales o de navajas con más de 11 centímetros de hoja, de doble filo o automáticas. Aunque las estadísticas no especifican las edades de los expedientados, fuentes policiales han indicado que en muchos casos se trata de jóvenes que las llevaban en sus salidas de ocio. A esta situación de violencia se suman los últimos datos sobre las agresiones de las tribus urbanas, portadores habituales de armas blancas. La policía ha contabilizado en lo que va de año un total de 37 ataques de este tipo a jóvenes, de los que 28 correspondieron a cabezas rapadas (neonazis), seis a bakaladeros y dos a punkis -otra agresión sigue sin

Jóvenes contra la Intolerancia atribuye la violencia urbana al fracaso de las instituciones

VIENE DE LA PÁGINA 1Frente a los datos de la policía, la asociación Jóvenes contra la Intolerancia considera que la violencia urbana se ha disparado en los últimos meses. Esta organización no gubernamental ha registrado desde principios de 1997 un total de 60 agresiones. Entre ellas se encuentran el crimen, el 20 de junio pasado, del marroquí Mourad el Abidine, fallecido de un tiro por la espalda a manos de un guardia civil en la reserva, y el apuñalamiento mortal de Fernando Bertolá, en Majadahonda, el sábado 27 de junio.

Espoleado por estos referentes, el presidente de Jóvenes contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, aprovechó una conferencia de prensa celebrada ayer con motivo de la presentación de su informe semestral sobre violencia urbana para atacar el trabajo de los políticos y las fuerzas de seguridad. En opinión de Ibarra, las instituciones han fracasado absolutamente en la lucha contra la violencia urbana, no han adoptado medidas eficaces para frenarla, se han limitado a una política de gestos y sólo han sido capaces de reconocer el fenómeno para minimizarlo e intentar neutralizar la alarma social que despierta. "¿Cómo pueden decir aún que no hay peligro? Estamos hartos de palabrería. Y nadie nos va a callar", afirmó el presidente e Jóvenes contra la Intolerancia.

En su repaso a la "ineficacia" institucional, Ibarra no dejó títere con cabeza. A los ayuntamientos les criticó por ignorar lo que ocurre en sus municipios. "Su tarea no es ocultar las agresiones, sino detectar los problemas allí donde surgen y plantearlos en las juntas locales de seguridad", sentenció Ibarra, para acto seguido lanzarse contra la Comunidad de Madrid, a la que atribuyó un exceso de palabrería: "Hemos mantenido numerosas entrevistas con el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, y con el consejero de Presidencia, Jesús Pedroche, y no hemos obtenido más que declaraciones, pero ningún plan. Y a ver si nos damos ya cuenta de que con la prédica no se llega a ningún sitio". No salió mejor librada la Asamblea de Madrid, cuya ponencia sobre violencia urbana se ha hundido, en opinión de Ibarra, en la inactividad. "Llevan desde abril reunidos y, aparte de escuchar testimonios, no han propuesto nada, pese a los crímenes y agresiones que se han registrado".

Otro de los blancos a los que Ibarra lanzó sus dardos verbales fue la Delegación del Gobierno: "Han llevado a cabo un plan para combatir la violencia en las aulas en el que hemos participado. Y eso está bien, pero el resto de sus actuaciones son raquíticas e improcedentes".

Ya en faena, Ibarra aumentó el alcance de sus críticas y analizó el trabajo del Gobierno -"¿no tienen nada que decir sobre estos sucesos la ministra de Educación y el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales?"- y el del Parlamento -"no ha dedicado en toda la legislatura una sola sesión a este problema"-

El resultado de toda esta "ineficacia" es, a juicio de Ibarra, el descrédito de las instituciones, la pérdida de libertad y de espacios para ejercerla y la sensación de impotencia ante las agresiones.

"Estamos en una situación de emergencia. Hay muchos más ataques de los que la policía reconoce. Y la acción de los violentos, en los que se mezclan neonazis, matones, pastilleros e hinchas, no es aislada, sino que su persistencia muestra un fenómeno consolidado. Actúan de noche, en fines de semana, y sus víctimas siempre están en inferioridad de condiciones. Por ello, la negativa de los políticos a reconocer el problema no hace sino amplificarlo. ¿Cuántas agresiones y muertes se tienen que producir para tomar medidas?", afirmó Ibarra, quien presentó una batería de soluciones al problema. Entre ellas figuran un plan de protección a testigos y víctimas, la elaboración de un mapa de las zonas conflictivas -donde se aumente el control de las armas blancas-, así como dotar de más efectivos al Grupo de Tribus Urbanas de la Brigada de Información y crear grupos similares en la Guardia Civil y la policía local.

Durante la conferencia de prensa, Ibarra estuvo acompañado por José Eduardo González, padre del joven asesinado en el distrito de Moncloa el 20 de enero de 1996. "Siempre que surge un caso de violencia, como el de mi hijo, las instituciones tienden a trivializarlo e incluso a criminalizar a la víctima. Esto es inadmisible. Tienen que reconocer de una vez por todas su fracaso, empezar a coordinarse y aumentar los controles", dijo González, en representación de los padres las víctimas de la violencia.

Por otra parte, los diputados regionales, que iniciaron hace casi dos meses los trabajos para investigar el fenómeno de la violencia urbana, se han citado para una sesión especial que se celebrará mañana. En la ponencia sobre violencia urbana analizarán los últimos sucesos ocurridos en Madrid, con especial atención al crimen de Majadahonda.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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