_
_
_
_
_

Caligrafía masoquista

Nueve personas aprenden a escribir letras medievales en la Escuela de Verano de Alcorcón

F. Javier Barroso

Seis trazos se necesitan para escribir una simple "i". Pero no son ganas de complicarse la vida lo que tienen los nueve alumnos del seminario de iniciación a la escritura medieval, que se desarrolla estos días dentro de la Il Escuela de Verano organizada por la Universidad Popular de Alcorcón (142.000 habitantes).No se trata de simple masoquismo. Carmen Laín, una ex bibliotecaria, se apuntó porque está enamorada de toda la Edad Media. Otros aprenden esta complicada caligrafía para adornar los muebles que restauran, como en el caso de Mar¡ Carmen Zapata. Ana Hernández, una licenciada en Bellas Artes, quiere entender la letra medieval para comprender las ilustraciones de los textos de la época de Carlomagno. Gestas y romances se mezclan en las mentes de los nueve alumnos del curso mientras su profesora dibuja unos signos que resultan todo un jeroglífico para los profanos. Pero las letras que pintan en este seminario si son fáciles de entender incluso para un total lego en la materia porque se escriben en gran tamaño y con separación entre ellas. "Me interesa mucho la codicología (ciencia que estudia los códices) y espero que me sirva para traducir toda la literatura de la época", comentó Hernández.

Lo primero que aprenden los alumnos es cómo construir el material de escritura. Se precisa una caña seca que se talla con un cuchillo para obtener un filo muy plano: el artilugio recibe el nombre de cálamo. Una hoja blanca con bandas de cuatro líneas horizontales y una esponja empapada en tinta azul completan los elementos necesarios para poder recrear la grafía carolingia. Después, curvas de distintos ángulos y rectas de varios grosores forman las letras. En todo ello emplearán los alumnos las 24 horas que dura el curso, repartidas en seis sesiones de 240 minutos cada una. Dentro de las escrituras medievales qué existieron, en el seminario se aprenden la uncial y la gótica. La primera (sus letras miden una pulgada, unos 25 milímetros) se utilizó hasta el siglo VIL La gótica, más conocida del público y menos compleja, se usó en determinados lugares de Europa hasta el siglo pasado.

Según la profesora, Laurence Couteaux, la tarea no resulta difícil, algo que corroboran los alumnos cuando han entrado en materia, pero hay que perseverar. "Es como la música. Al principio cuesta y luego hay que seguir practicando para que no se olvide. Una vez saben hacer las letras no pueden dejarlo porque, si no, no se acordarían de cómo se trazan", puntualiza Couteaux.

Delante de cada alumno un folio doblado en tres partes contiene su nombre escrito con letras de la época para darse a conocer a los demás.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_