Gran avance de la oposición conservadora
Las elecciones para el Gobierno de seis de los 31 Estados que forman la República mexicana, que han sido eclipsadas por el brillo de la renovación de la Cámara de Diputados y la alcaldía de la Ciudad de México, han reflejado también el retroceso histórico del Partido Revolucionarío Institucional (PRI). Con los datos que se tienen de momento, la formación oficial pierde el control de Nuevo León y Querétaro. En la cuerda floja están San Luis Potosí y Colima. Sonora y Campeche quedan de momento en el redil priísta. Estos comicios locales son de hecho un buen termómetro del pulso político del país. El PAN gobierna, ya cuatro Estados, a los que habrá qué sumar los que consiga ahora. Con ellos, el partido conservador se confirma como segunda fuerza política a nivel nacional y refuerza sus posiciones ante las elecciones presidenciales del 2000.
Sin duda Nuevo León ha sido el eje de las preocupaciones del PRI. Este Estado es el principal polo de desarrollo del país. Monterrey, su capital constituye un centro neurálgico tanto político como económico. Pero Querétaro tiene un fuerte valor simbólico, porque ha sido la tumba de, uno de los principales dirigentes del PRI, Fernando Ortiz Arana. El que fuera presidente del partido oficial tuvo que competir con su hermano José, que se presentó por el Partido del Trabajo como venganza por no haber sido, designado candidato por el PRI. El terreno estaba sembrado para que el PAN se llevara el Gobierno. En Campeche puede haber problemas, porque la candidata del PRD, la ex piíísta Layda Sansores, asegura que el partido oficial le quiere robar el triunfo.
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