_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Casi diez horas

Menudo cansancio. Hemos tenido una etapa de nueve horas y media. Seis y media, de carrera; una hora del hotel a la salida, y dos horas de la meta al hotel. Encima nos han cortado la carretera de vuelta y hemos tenido que dar un rodeo de 30 kilómetros. Así que hasta las nueve y media no hemos cenado. Rápidos, y a la cama, que hay que madrugar.Hoy se ha visto a la gente movida. Al principio de la etapa ya se ha visto a muchos con ganas de intentarlo, pero Saeco y TVM han controlado para los sprints bonificados. Después del segundo, la cosa se puso más tensa todavía. Jalabert y Garmendia se metieron por delante, esperando que se produjera un corte para infiltrarse, y nosotros, claro, delante para vigilar. Menos mal que luego arrancaron unos cuantos, se quedó Gouvenou solo y todo fue más tranquilo. Los Saeco le dejaron hacer diferencia para que nadie más incordiara, aunque sin dejarle que se fuera al cuarto de hora. Pero los ONCE seguían con ganas. En el último puerto se fue Zülle, pero Abraham se metió en el grupo de delante y nos dijo a nosotros que estuviéramos tranquilos, que él controlaba. Luego llegó un puertecillo y le tocó el turno a Jalabert, y Abraham otra vez nos dijo que tranquilos. Se puso el Telekom a controlar, y nosotros, tranquilos. Impresionante fue la caída de Fornaciari en los últimos kilómetros. La de volteretas que ha dado. Ha sido una caída como de moto, sólo que sin mono, ni coderas ni casco. Iba él solo y se volvió a mirar para atrás; sin darse cuenta hizo el afilador con el de delante y a 90 por hora que se cayó. Verle dar volteretas como un títere impresiona. Menos mal que no se ha hecho nada, sólo rajazos.

Y el sprint, a verlo desde el sofá. Nosotros atrás. Todavía estabámos cuesta abajo y ellos ya estaban subiendo. Cipollini, impecable. Amarillo de arriba a bajo, sólo le faltaban las spinergy [ruedas de cuatro radios] para completar el conjunto. Las llevaba rojas, el color normal de su bici. La verdad es que el tío lo lleva con estilo, muy bien. Y los del Tour deberán de estar supercontentos. Menuda idea les ha dado. El año próximo, seguro que habrá maillot y culotte amarillos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_