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El herido es mío

Colapso en la N-II al acudir en masa ambulancias, helicópteros y bomberos a un accidente leve

Jan Martínez Ahrens

Algo grave ocurrió ayer en el kilómetro 12 de la carretera N-II. Eran las 12.45 y en el lugar acababan de aterrizar ful gurantemente dos helicopteros uno de la Dirección General de Tráfico y otro del Servicio de Emergencias de la Comunidad de Madrid- Bajo sus aspas restallaban las sirenas de dos ambulancias del Samur, dos de Cruz Roja, otra del Insalud, un vehículo de los bomberos de Madrid y otros dos de la Comunidad. Dos patrullas de la Guardia Civil de Tráfico, por su parte, procedían a cortar en plena Operación Salida el tráfico de entrada a Madrid, al tiempo que se formaba una cola de 10 kilómetros de coches que seguía impaciente las evoluciones de este hormiguero de médicos y agentes. En el aire se respiraba la tragedia. ¿Qué había ocurrido? Simplemente que un Seat 131 había sufrido una colisión al salirse de la calzada y dos mujeres-madre e hija- habían resultado heridas leves. Nada más. Pero bastó que saltase el aviso para que todas las alarmas se encendiesen y los diferentes servicios se lanzasen en tropel a una rapidísima demostración de descoordinación.

El colapso provocado en la N-II por la concentración de ambulancias y bomberos duró más de una hora

El Insalud acudió alertado por un transeúnte, el Samur por el 091 y por los bomberos municipales, que a su vez también habían sido avisados por el Cuerpo Nacional de Policía. Cerrado este círculo, se abrió otro: la Guardia Civil alertó al helicóptero de la DGT -el primero en llegar al lugar del accidente-, a la Cruz Roja y a los bomberos de la Comunidad, que por su parte trajeron consigo al helicóptero del Sercam. El resultado de esta reacción en cadena fue una ululante concentración de medios que se encontraron con una urgencia para la que hubiesen bastado dos ambulancias y una unidad de bomberos.Las explicaciones para este desbarajuste, reconocido por los sanitarios, se multiplicaron a lo largo de la mañana. El concejal de Sanidad, Simón Viñals, aludió a la necesidad de un centro coordinador (iniciativa que la Comunidad ya tiene prevista con el teléfono único de emergencias 112) y el edil de Bomberos, Carlos López Collado, subrayó que el lugar del accidente contribuyó a la confusión, ya que está situado en los límites de la capital.

Este hecho motivó que tanto los efectivos municipales como los regionales se lanzasen a prestar ayuda. Así lo reconoció el director general de Protección Ciudadana, Luis Mallo: "Existe un convenio con el Ayuntamiento que obliga a los servicios municipales y regionales a intervenir automáticamente en caso de accidente en zona limítrofe. Luego, en el lugar del siniestro, se establece quién debe actuar. En este caso correspondió a los servicios municipales, por eso nos retiramos. Con todo, hay que decir que en caso de aviso no podemos dejar de acudir. Eso sería denegación de auxilio y faltaríamos a nuestro deber. Además, hemos de ir rápidamente, porque cada segundo es vital. Y, por último, el atasco se hubiera producido de cualquier forma, ya que para trabajar hay que cortar el tráfico".

El atasco, que duró cerca de una hora, finalizó cuando las dos heridas -una con un traumatismo craneocricefálico leve y otra policontusio nada- fueron sacadas del coche por los bomberos municipales y trasladadas por la Cruz Roja y el Samur al hospital Ramón y Cajal.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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