Maurice Greene hace 9,90s en Lausana bajo un diluvio

Ni la lluvia ni el viento consiguieron desacreditar la condición casi milagrosa de la pista de Lausana, escenario de grandes hazañas del atletismo. Como es costumbre, los velocistas protagonizaron la velada en la ciudad suiza. En unas circunstancias deplorables, bajo un aguacero que impedía pensar en cualquier registro de consideración, el estadounidense Maurice Greene ganó la prueba de 100 metros con 9,90 segundos, un registro de gran calibre a la vista de los problemas que tuvieron los sprinters.En una condiciones normales, y a la vista de la marca de Greene, se podría presumir un récord del mundo. Los 9,90 de Greene valen más que los 9,84s de Donovan Bailey, conseguidos en los Juegos de Atlanta. Nada deprime y fastidia más a los velocistas que el frío y la lluvia. La musculatura se resiente de veras en esta ,situación y además está el problema psicológico de correr en una pista que para ellos es casi un espejo. Pero Lausana ha sido un escenario habitual de grandes marcas. Porseñalar una el estadounidense Leroy Burrell batió allí hace tres años el récord mundial de, 100 metros,, con 9,85s. Pero por encima de la excelencia del tiempo registrado por Maurice Güee-ne, está la magnitud de su victoria sobre los máximos favoritos- para el próximo Mundial Greene, de 22 años, había ganado el pasado mes el campeonato de Estados Unidos. Su marca, por debajo de 10 segundos, anunciaba su ingreso en el grupo de los grandes especialistas en los 100 metros. Pero había una cierta duda sobre su verdadera capacidad. Todavía se recuerda el fiasco que protagonizó hace dos años en el Mundial de Gotemburgo, donde fue eliminado en las series de clasificación. Claro que era un atleta joven -entonces contaba 2 1, años- y podía justificarse el fracaso por su inexperiencia. Pero desde entonces todas sus apariciones en el circuito europeo de verano han sido decepcionantes.

Greene se ha consagrado por fin. En Lausana batió al namibio Frankie Fredericks (9,91s) y al gran Donovan Bailey (9,97). Para Estados Unidos, que no ha conseguido ninguna victoria en los grandes campeonatos internacionales desde el Mundial de 1991, Greene representa la sucesión de Lewis, el patriarca de la velocidad. Sin embargo, no puede haber dos atletas más diferentes. Greene (1,75 metros, 75 kilos) es la antítesis de Lewis (1,87, 80 kilos). Por su apariencia, la primera impresión que produce Greene es la de un sprinter de bolsillo, uno de esos cuyo rango alcanza- aproximadamente los 60 metros. Este año ha demostrado que tiene la calidad para atacar el récord mundial de 100 metros. La causa, de la transformación radica en su traslado desde su ciudad natal, Kansas City, hasta Los Ángeles, donde se ha enrolado en.el grupo que dirige John Smith, uno de los principales gurus del atletismo. Smith, que dirige entre otros a Ato Boldon y Mary Jo Perec, ha decidido pulir las cualidades de Greene. Los resultados han sido espectaculares. Greene, que no contaba en las apuestas para ganar en el Mundial, se ha convertido desde su actuación en Lausana en una de las estrellas del verano.

La reunión de Lausana fue generosa en grandes resultados. En 400 metros, el veterano Butch Reyno1ds dio un curso espléndido. Como en lo! viejos tiempos, cuando batió el récord mundial de la distancia (43,29s), Reynolds destrozó a sus adversarios en la última recta. Su tiempo 44,08s devuelve a Reynolds a los grandes titulares del atletismo.

En 800 metros, el danés de origen keniano Wilson Kipketer dio pistas sobre sus intenciones. En unas condiciones infernales abrumó a sus adversarios. Ganó con 1.42,61 minutos, la mejor marca mundial del año, a menos de un segundo del legendario récord del británico Sebastian Coe, que data desde 1981. La previsión es que Kipketer derribe la plusmarca esta misma temporada.