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DELCLAUX Y ORTEGA LARA, EN LIBERTAD

Termina la pesadilla de los secuestrados de ETA

La Guardia Civil rescata a Ortega, Lara seis horas después de que Delclaux quedara en libertad

La pesadilla de los dos secuestrados de ETA terminó ayer en un plazo de seis horas. El abogado vizcaíno Cosme Delclaux pudo abrazar de madrugada a sus familiares tras pasar 232 días cautivo en un zulo de tres metros de largo, menos de metro y medio de ancho y 1,80 de alto. La banda lo dejó libre en un paraje rural de Elorrio atado a un árbol, tras recibir un rescate de 1.000 millones de pesetas. El funcionario de prisiones burgalés José Antonio Ortega Lara, en peores condiciones físicas, lograba regresar a casa después de 532 días privado de libertad gracias a la Guardia. Civil de Intxaurrondo, que conseguía rescatarle de otro escondite similar en Mondragón.En sólo seis horas acabó la pesadilla para dos personas y para sus respectivas familias. El abogado vizcaíno Cosme Delclaux, de 34 años, fue liberado sobre la 1.30 de la madrugada de ayer por el comando de ETA que lo retenía, después de que la organización terrorista cobrara un rescate de 1.000 millones. Apenas una hora más tarde, la Guardia Civil ponía en marcha una operación planificada desde "hace varias semanas" y que se saldó con la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, de 37 años, el hombre que ha sufrido el cautiverio más largo en manos etarras. Un éxito que premia la tozudez y la "perseverencia" del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quien durante meses ha aguantado un aluvión de críticas, sobre todo desde los partidos nacionalistas vascos, por su presunta pasividad en el caso Ortega Lara.Mayor aseguró que las investigaciones que finalizaron con la liberación de Ortega Lara se iniciaron en noviembre pasado a raíz de la detención en Francia del dirigente etarra Juan Luis Aguirre Lete, Isuntza. En su poder, según el ministro, se halló un justificante de gastos por importe de cinco millones a nombre de una persona identificada como Bol. Ésa sería la pista que, después de seis meses de pesquisas, permitiría determinar que se trataba de Jesús María Uribetxeberria Bolinaga, uno de los cuatro detenidos por este secuestro.

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El cautiverio más largo

Operación prevista

Uribetxeberria es uno de los socios de la empresa Jalgi C. B., junto con los otros tres miembros del comando, un grupo que a tenor de sus edades -entre 36 y 41 años- pertenece a una generación anterior a la que ahora lleva las riendas de ETA. La empresa se dedicaba oficialmente a la mecanización de piezas, pero la Guardia Civil ha comprobado que tenía muy poca actividad y que ésta se centraba presuntamente en la fabricación de piezas para granadas y proyectiles.Según el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, esta operación estaba prevista desde hace "varias semanas" y ha estado precedida "por otras muchas que no dieron resultado". El Cuerpo Nacional de Policía ha confirmado que estaba "alertado" desde "hace días" sobre la inminencia de esta operación, aunque desconocía los detalles concretos.

El ministro del Interior insistió en que la liberación del abogado Cosme Delclaux en Elorrio (Vizcaya) y la conseguida unas seis horas después por la Guardia Civil fue "una auténtica casualidad". Sin embargo, fuentes de la lucha antiterrorista se muestran convencidas de que la Guardia Civil decidió esperar un poco para realizar el asalto a la cárcel del pueblo de Mondragón (Guipúzcoa) donde suponía que estaba Ortega Lara, con objeto de que ETA dejara libre antes a Cosme Delclaux y no poner en riesgo la vida de éste.

El lunes por la noche, Jaime Mayor cenó en la sede del ministerio con el nuevo secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, y con el ex responsable socialista de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. Éste ha reconocido que Mayor les avanzó algo del rescate de Ortega Lara, añadiendo que esperaba "éxitos inminentes".

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Según fuentes policiales, el despliegue de la Guardia Civil, integrado por 500 agentes, se puso en marcha inmediatamente después de que el consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa, telefoneara sobre la 1.30 de la madrugada a Mayor para informarle de que ETA había dejado libre a Delclaux.

Sobre las tres de la madrugada, agentes de la Comandancia de Intxaurrondo detuvieron simultáneamente en sus domicilios a Jesús María Uribetxeberria Bolinaga, Javier Ugarte Villar, José Luis Erostegui y José Miguel Gaztelu Etxandorena. Se trata de cuatro miembros legales -no fichados- de ETA.

La Guardia Civil llevó a Bolinaga hasta la nave de Mondragón, con la intención de que les ayudara a acceder al zulo. En presencia del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que ha supervisado toda la operación policial, el detenido se negó a colaborar. Y los agentes se encontraron con un problema añadido: el zulo contaba con un sistema de apertura especial. Una máquina tres toneladas de peso -de tipo torno y anclada en el suelo- tapaba el acceso. Una vez en el interior, los agentes se encontraron a un Ortega Lara muy asustado.

Cuando Ortega Lara fue rescatado de su agujero, Santiago López Valdivielso telefoneó desde San Sebastián a Mayor Oreja, que aguardaba en su despacho. Sólo hicieron falta tres palabras: "Ministro, lo tenemos".

Fuentes de la lucha antiterrorista aseguran que la pista que ha llevado a este desenlace se obtuvo el 20 de noviembre, cuando la policía francesa detenía, cerca de Bayona, a Juan Luis Aguirre Lete, que había sustituido a Julián Atxurra Egurola, Pototo, al frente del aparato de logística.

Entre los papeles incautados a Aguirre estaban los informes que Atxurra y Daniel Derguy, que habían sido sus jefes hasta el momento de ser detenidos, le habían enviado al designarle depositario de los secretos que se habían llevado a la cárcel.

Atxurra describía en una autocrítica [un informe interno para ETA] cómo era el acceso a un zulo que construyó en su granja de Laseube, cerca de Pau, donde guardaba documentación y dinero. Derguy advertía en su autocrítica que tenía una cita con "Bol" y añadía, entre paréntesis, "Ortega". Está precisión permitió deducir a los franceses que tenían en sus manos una pista sobre los secuestradores del funcionario. Y se la comunicaron a las autoridades españolas.

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