Una final agónica
Persecución. Serra Ferrer no se anduvo con contemplaciones en el planteamiento y ordenó una persecución en toda regla sobre los hombres importantes del Barcelona. La disciplina en los marcajes llevó al aburrimiento a Stoichkov, Guardiola e Iván de la Peña, que prácticamente pasaron desapercibidos durante la primera mitad. Figo, que también sufrió el acoso de Merino, pudo participar un poco más por su habilidad.Fortuna. El Betis se encontró con un gol de fortuna que afianzó aún más sus criterios para este partido. Esperó con paciencia y una gran concentración la recuperación del balón en la zona central para lanzarlo con rapidez aprovechando la velocidad de Jarni y Finidi. Recibió el gol del empate de la única manera que parecía posible, un disparo desde lejos de Figo tras una gran jugada.
Las ocasiones. En lugar de esperar en su propio campo como hizo durante la primera mitad, el Barcelona adelantó sus líneas para efectuar la presión más cerca de la portería contraria. Las ocasiones llegaron gracias a los espacios que se generaron en la zona central aunque el Barça disparó con más peligro. Jaro salvó a su equipo más de una vez.
Más calidad. Poco a poco la mayor calidad del Barcelona se fue adueñando del partido. El agotamierito físico de algunos jugadores del Betis les fue restando posibilidades ofensivas aunque luego los cambios le dieran un poco más de frescura. Sin embargo, apareció Alfonso en el momento que más le necesitaba su equipo.
Merecido. Cuando parecía que Finidi había dado el título a su equipo apareció Pizzi para alargar el partido 30 minutos más. El asistente acertó al dar por válida, su posición, reclamada en bloque por todos los jugadores del Betis. La prórroga fue una lucha con el corazón por encontrar el golpe definitivo que Illegó gracias al mejor jugador, Figo.
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