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Tribuna:COMER, BEBER, VIVIR
Tribuna
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Terracismo: Larumbe, Madrid, Bruselas, Currito

La gran ideología de los habitantes de Madrid es la terraza. Sólo hace falta el amago de un rayo de sol despistado y la terraza del café o restaurante se convierte en panal de miel. Por eso Madrid ofrece las tres mejores terrazas del país, a saber: una luce por rótulo Pedro Larumbe (P.L.) -(91) 575- 51 11-; el complejo creado aquí, desde hace un año aproximadamente, es el emblema más importante de la gastronomía española. Ha sido ideado Y dirigido por una cabeza y un estilo y un saber del presente y del futuro de todo lo que es comer, beber y saber vivir; cafetería, restaurante de campanillas, salones y, claro está, aquí se sienta uno en la mejor terraza veraniega, otoñal y primaveral de España, bajo una carpa impresionante; y la dicha, es la frontera de otra terraza a cielo descubierto desde donde se asoma el cliente al paseo de la Castellana, a cuatro pisos de altura del pavimento. Un bufé a medio día se ventila por 1.700 pesetas; y por la noche, otro bufé más ilustrado, por 3.600 pesetas. ¡Y a gozar!Por precio similar, más arrinconada en el Madrid que linda con el parque de las Avenidas, Bruselas -(91) 726 45 35- es la terraza también hay restaurante que lleva el sello de a honradez de toda la vida afirmado con una carne sin par y un pescado más sin par) casi coqueta, abrazada por plantas y arbustos y setos que aislan del mundanal ruido. Y cubierta por una carpa procedente de la tecnología del día. En este paraisillo del tiempo, con atención entrañable, se come, se bebe, y, si es ya la hora, se toman copas y copas o se degusta, como en P.L., un gazpacho fresco, seguro.

Y a la tercera, no va la vencida, sino que se planta uno en el campo es decir, en Madrid, aunque parezca mentira. Expliquémonos: sólo cruzar el río Manzanares, que no ahoga ni a un mosquito, se respira la Casa de Campo. Y aquí está Currito -(91) 464 57 04- o Curro, que es el rey de la boina, además de cabeza genealógica de todos los curritos del día, como su hija Marta y su yerno José Miguel. Currito es como tener una casa de campo y cenar en la terraza o picotear o tomar una copa y, en todo caso, dejarse acariciar por la brisa y, lo dicho, a cinco o seis minutos de la plaza de España, de la torre de España, donde Buñuel, el hijo de Calanda (Zaragoza) y paridor de Viridiana, imaginaba el mundo y el cielo del otro mundo. En Currito, el placer de sus carnes asadas en una rejilla alumbrada por una brasa, que se ve, y sus pimientos verdes vascos y su chacolí y su sidra vasca también y sus vinos, como en las dos anteriores, explican el verano al aire libre por un dinero que es lo justo y que puede no desbordar las 4.500 pesetas si uno es considerado con el bolsillo.

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