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La 'evenenadora del amoniaco' falsificó tres seguros a nombre de su marido

Jan Martínez Ahrens

El caso de María Luisa Valero Milla, de 53 años, ingresada en prisión por intentar matar con una inyección de amoníaco a su marido, hospitalizado, se ha convertido en una caja de sorpresas. Tras las revelaciones de la Guardia Civil que destapaban que la mujer pudo ser la causante del ingreso de su marido -con un golpe en la cabeza primero e intentando quemarle con gasolina después-, ahora los investigadores han descubierto que María Luisa, más conocida como Luisilla, falsificó supuestamente tres pólizas de seguro a nombre de su marido con un valor de 60 millones de pesetas.

Desde el inicio de la investigación la policía barajó la hipótesis de que la mujer había intentado envenenar a su marido para cobrar un seguro cerrado meses atrás por un valor de 20 millones de pesetas. Este móvil, a tenor de las últimas investigaciones, se ha quedado pequeño. Las pesquisas revelan que en los últimos años María Luisa Valero intentó desesperadamente asegurar la posible muerte de su marido con un buen puñado de billetes. Para ello trató de convencer a varios conocidos para que se hiciesen pasar por su marido y firmasen las pólizas en su nombre. La tentativa resultó vana, y fue la propia mujer la que, con diversas argucias, falsificó supuestamente los seguros.Esta revelación añade nuevas gotas de premeditación a un caso que se ha movido desde su inicio en el abrupto terreno del crimen casero y la locura. De hecho, María Luisa, que está siendo atendida por los servicios psiquiátricos de la la prisión de Carabanchel, no ha dejado de solicitar desde su ingreso, según Efe, que la dejen visitar a su marido en el hospital de Getafe.

Historia cruel

En sus albores, el intento de homicidio ni siquiera fue advertido por la Guardia Civil. Al contrario. Cuando el 31 de mayo pasado Pedro C. R., de 59 años, ingresó en la unidad de quemados de Getafe procedente de Carrión de Calatrava (Ciudad Real), el pueblo natal de la pareja, su estado fue atribuido a un accidente ocurrido cuando revisaba su Mercedes. Poco duró, sin embargo, este espejismo. Los enfermeros se percataron de que cada vez que acudía la esquiva esposa a visitar al paciente los conductos del suero aparecían misteriosamente cerrados, y ello pese a que el hombre apenas podía moverse. El jueves 5 de junio, una llamada ahondó estas primeras dudas. Un familiar del quemado, quien, extrañamente, no mejoraba de sus males, informó a los facultativos de que tuviesen cuidado con María Luisa porque podía intentar matar a su marido. Esa misma tarde, los médicos decidieron comprobar la advertencia. Cuando la mujer estaba en la habitación de su esposo inconsciente, dos enfermeros irrumpieron en el cuarto. María Luisa escondió como pudo un objeto entre las sábanas. Se trataba de una jeringuilla repleta de amoníaco. En el bolso guardaba otra con alcohol de quemar. Tras ser detenida, la mujer afirmó que la primera jeringuilla era para "refrescarle los pie? a su marido, y la segunda, "para su higiene íntima".Días después del arresto, la Guardia Civil, al analizar los restos del Mercedes, descubrió que el incendio del coche había sido provocado y que el hombre había recibido, antes del fuego, un golpe en la cabeza.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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