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El presidente turco tiene en sus manos la expulsión de los islamistas del poder

Bajo la temible voz de mando de los generales de Ankara, el primer jefe de Gobierno islamista de la historia de la moderna Turquía sólo ha podido mantenerse un año en el cargo. Necmettin Erbakan tiene previsto presentar hoy su dimisión al presidente de la República, Suleimán Demirel, para ceder su lugar a su socia de coalición, la conservadora Tansu Çiller. Ambos dicen contar con mayona parlamentaria para reeditar su pacto e intercambiar el puesto de primer ministro. Pero Demirel tiene la última palabra.

La vigente Constitución turca, que los militares impusieron hace 15 años antes de retirarse a los cuarteles tras su tercer golpe de Estado en poco más de dos décadas, atribuye al presidente de la República la potestad de encargar la formación de Gobierno y al Parlamento, la de convocar elecciones anticipadas. Sin margen de maniobra política y sometido desde hace cuatro meses a la implacable presión de los jefes del Estado Mayor del Ejército, Erbakan intentará abrirse a partir de hoy una vía de escape para llegar a unos comicios adelantados (previsiblemente el próximo otoño) en condiciones de revalidar, e incluso ampliar, su victoria en las legislativas del 24 de diciembre de 1995.La prensa de Ankara da por hecho que el líder del islamista Partido del Bienestar (Refah) acudirá a las diez de la mañana de hoy (las nueve en Madrid) a presentar su renuncia ante Demirel. Le explicará que junto con el Partido de la Recta Vía (DYP) de Çiller dispone de 274 diputados en el Meclis (Parlamento unicameral de 350 escaños) y le recordará que la coalición recibió ayer el respaldo de los ocho parlamentarios del ultraderechista Partido de la Gran Unión para sumar la mayoría de la Cámara.

En buena lógica democrática, el presidente debería encargar a Çiller que encabece el próximo Gobierno. Pero Demirel, que lideró el DYP antes de llegar a la jefatura del Estado, también sabe que más de una decena de sus diputados se niegan a mantener la coalición con los islamistas.

Con la Constitución en la mano, puede encargar la formación de Gobierno al otro líder de la derecha turca, Mesud Yilmaz, del Partido de la Madre Patria. Y, si ningún candidato logra la investidura en el Parlamento durante los próximos 45 días, puede designar incluso un Ejecutivo de gestión para que prepare las elecciones anticipadas dentro de los tres meses siguientes.

Así que Demirel -defensor a ultranza del Estado laico fundado por Mustafá Kemal, Atatürk, en 1923- va a tener en sus manos la posibilidad de echar a los islamistas del poder. Ya advirtieron los generales turcos hace dos meses que acabar con el integrismo era cuestión de "vida o muerte".

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