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Los guerristas critican la falta de debate entre las bases sobre la salida de Guerra

Anabel Díez

Al tiempo que recaban firmas de apoyo para el mantenimiento en su puesto del vicesecretario general, Alfonso Guerra, los guerristas celebran distintos cónclaves para intentar, todavía sin conseguirlo, establecer una estrategia que impida la salida de su líder de la dirección que saldrá del 341 Congreso. En una cena de parlamentarios guerristas celebrada anteanoche se escucharon críticas al aparato del partido por haber hurtado a las agrupaciones la posibilidad de debatir si querían o no mantener a Guerra en la nueva dirección.

Una enmienda a la ponencia marco del congreso regional de Mallorca en la que se aboga por la supresión del cargo de Alfonso Guerra será la percha que se utilizará en el congreso para propiciar su exclusión de la ejecutiva.En la noche del miércoles, 18 parlamentarios guerristas, delegados al congreso que comienza el próximo día 20, se reunieron para preparar lo que ellos llaman "la intendencia" del congreso. Lo primero que quieren asegurarse es que delegados de su sector estén representados en la comisión de estatutos encargada de perfilar las características de la nueva ejecutiva, así como de otros órganos de dirección que puedan crearse. Por ejemplo, el que será denominado consejo político federal que reunirá a los 17 secretarios regionales más a los de Ceuta y Melilla.

Por primera vez, los guerristas hicieron una crítica al aparato del partido por la forma en la que va a propiciar que se debata en el congreso la supresión del cargo de vicesecretario general. Asistentes a la cena, celebrada en un restaurante cercano al Congreso de los Diputados, aseguran que se tachó de "ilegítima" la forma en que las cosas van a discurrir. Se recordó que en la ponencia marco que se ha discutido por todas las agrupaciones figuran tres posibilidades de ejecutiva. En las tres se mantiene la vicesecretaría general y las diferencias estriban en el número de miembros que formarán parte de ella. Cuando el proceso terminó, en abril, llegó a la sede federal de Madrid una enmienda de Mallorca en la que se propone la supresión de la vicesecretaría general. En los cientos de asambleas celebrados por toda España no se discutió nada que hiciera referencia a Alfonso Guerra.

En la cena, algunos se tildaron a sí mismos de ingenuos al recordar que hace pocos meses, durante el comité federal que debatió la ponencia marco antes de que partiera hacia las agrupaciones, llamó la atención que el sevillano José Rodríguez de la Borbolla presen tara una enmienda con esa petición de supresión que ni siquiera llegó a defender porque la retiró. Entonces pensaron que el asunto estaba zanjado y que había sido una iniciativa exclusivamente personal de la que él mismo pareció arrepentirse.

En este cenáculo en el que todos estaban de acuerdo se preguntaron en voz alta si alguien había escuchado algún argumento que justificara la eliminación de Alfonso Guerra. No tomaron decisiones sino que guardan para e congreso todas las posibles medidas de presión.

No muy lejos de ese restaurante se reunían en otro los parlamentarios de Castilla y León convocados por el secretario regional de esa federación, Jesús Quijano. Algunos asistentes, que se consideran amigos de Alfonso Guerra, mostraron cierta desazón porque este congreso vaya a quedar como el que expulsó a Alfonso Guerra. El ex alcalde de Valladolid, Tomás Rodríguez Bolaños, estimó que lo más conveniente era que Guerra y Felipe González hablaran y buscaran una solución.

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Desde la mayoría no parece que las posiciones se hayan movido. El secretario de organización, Ciprià Ciscar, convocará el próximo lunes por tercera vez en los últimos 20 días a todos los secretarios regionales para hacer otra ronda sobre lo que piensan que debe ser la nueva ejecutiva. Por dos veces, la mayoría de los barones ha mostrado su posición favorable a que Guerra deje la vicesecretaría. En la primera reunión hubo cinco barones que le defendieron frente a 12 que estimaron que debía dejar el cargo. En la segunda, los adeptos sin fisuras fueron tres. Todo parece indicar que el próximo lunes se mantendrá este trío: Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de Extremadura, Luis Martínez Noval, secretario general de los asturianos, y Jaime Blanco, líder de los cántabros.

El secretario de organización siente cierto orgullo al afirmar que, con estas reuniones de secretarios regionales, se está marcando un precedente. Ciscar cita a algunos de los barones para recordar que, en el pasado, el anterior aparato se reunía por separado con cada uno de ellos y no había puestas en común. Ciscar se enorgullece de la transparencia del actual proceso precongresual.

Víctima y verdugos

"Quieren preparar a Alfonso Guerra un entierro de tercera y, además, que se lo pague". Ésta es la deducción que distintos guerristas expresaban ayer por los pasillos del Congreso. En la cena de la noche del miércoles fueron comentadas en tono entre humorístico y amargo algunas de las declaraciones de muy última hora. Narcís Serra, primer secretario de los socialistas catalanes, había aconsejado al vicesecretario general que tuviera "un gesto de comprensión de la realidad". Asistentes al cenáculo guerrista consideraron esa declaración totalmente sarcástica. "Se lanza a Guerra el mensaje de que sea flexible, es decir, que se deje echar en silencio, cuando lo lógico es que la generosidad la muestre el verdugo y no la víctima". Esta reflexión, al parecer, fue muy celebrada por el grupo congregado.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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