Ahora nos toca a nosotros
Nosotros, los jóvenes, los mismos que abarrotamos las universidades, los que buscamos nuestro primer empleo, los que empezamos a preguntarnos quiénes nos gobiernan y en base a qué criterios, los únicos que hemos nacido a la luz de un "creciente Estado democrático", somos los que tenemos que empezar a tomar las riendas del curso de la humanidad, porque ha llegado nuestro turno.Son numerosos los artículos, estadísticas y estudios en los que se manifiesta que somos una juventud sin objetivos y sin ideales, que somos una juventud que no tiene nada por lo que luchar, y me asusta que alguno de vosotros crea esas afirmaciones. Es cierto que no hemos participado en guerras civiles y mundiales, es cierto que no hemos sido los constructores de regímenes democráticos en el continente europeo, es cierto que el movimiento hippy nos pilla muy de lejos y la generación del 27 nos pilla de sorpresa, es cierto que podemos carecer de lo que se llama "memoria histórica". Es cierto, pero la historia no se acaba con tales acontecimientos.
Nosotros tenemos una misión trascendental y hemos de hacernos valer. Si analizamos pequeños detalles podemos ver cómo las editoriales empiezan a confiar en jóvenes escritores; cómo existen diputados en las Cortes que cuentan menos de 27 años; cómo florecen fundaciones, asociaciones, grupos y organizaciones dirigidos por y para nosotros.
Estamos entrando en el gran pastel de la historia de puntillas, pero hay algo mucho más importante y necesario, algo que se nos echa encima y que no podemos obviar; ese gran compromiso nuestro se llama Europa, y responde, en principio, a la necesidad de pacificar Europa y de aliar a eternos rivales bélicos en busca de un mismo objetivo: vivir en paz y fomentar un estado de igualdad de oportunidades entre todos los europeos.
No podemos hacernos los locos creyendo que eso no va con nosotros, y no pueden apartarnos de lo que sin duda alguna es nuestro destino. No es una cuestión ni de confianza ni de política; es una cuestión de imperiosa necesidad. Desde Europa analizaremos el conflicto Norte-Sur, el problema del fundamentalismo islámico, la reconstrucción de los países del Este.
No es una cuestión de confianza en nosotros; se trata de un legado que nos da la historia. Porque ha llegado nuestra hora.-
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