Los análisis biológicos no incriman a Ricart en los asesinatos de Alcasser
Una secuencia de ADN no es igual a un asesino. Los peritos que declararon ayer en el juicio contra Miguel Ricart, por el triple crimen de Alcásser, coincidieron en indicar que las diferentes cadenas de ADN de una docena de pelos encontrados en los cadáveres de las niñas no corresponden necesariamente a un mismo número, de posibles criminales, ya que es posible que algunos sean de personas con las que tuvieron contacto o incluso de quienes sacaron sus cadáveres de la fosa de La Romana, en Tous. Es más, según quedó claro, cuatro son de ellas. En cualquier caso, las pruebas de ADN y otros análisis biológicos no incriminan al procesado.
El director del Instituto de Medicina Legal de Santiago de Compostela, Miguel Ángel Carracedo, ratificó ayer que ninguno de los 12 pelos a los que pudo extraer el ADN mitocondrial son de Miguel Ricart.Estos análisis, que afectan a vellos considerados de relevancia criminalística por hallarse en los cuerpos y las ropas de las niñas, se realizaron a última hora ante la insistencia de las acusaciones y los resultados se conocieron días antes de comenzar la vista.
Según el experto, aparecen pelos de cinco personas o, tal vez, de siete si se tienen en cuenta dos cuya secuencia de ADN no es totalmente clara. Pero, como resaltó el propio Carracedo y ratificaron luego otros peritos, de esas series diferentes no se puede concluir un número igual de asesinos, teoría que defienden Fernando García, el padre de una de las víctimas, y su equipo de cólaboradores. Esta conclusión es "acientífica", resaltó uno de aquéllos.
Varios de los vellos pudieron adherirse a las ropas de las muchachas antes de su encuentro, el 13 de noviembre de 1992, con sus secuestradores y también pueden proceder del coche al que subieron o de las personas que sacaron los cadáveres de la fosa el 27 de enero de 1993. Además,- tal y como aclaró en otro momento uno de los técnicos del Instituto Nacional de Toxicología (INT), cuatro han resultado ser de las propias niñas, lo que reduciría aún más el hipotético y aventurado número de asesinos. No obstante, las cadenas de ADN no identificadas hasta ahora, alguna de las cuales podría ser del fugitivo Antonio Anglés, podrán compararse con las de otros sospechosos en el sumario abierto en el juzgado de Alzira.
Los informes de los peritos dejaron claro que no hay pruebas biológicas contra Ricart. Existen en una funda de colchón azul varias manchas de sangre y semen, algunas de Roberto Anglés y otro hijo no identificado de Neusa Martíns, acaso Antonio, pero no puede asegurarse que entre ellas haya del procesado. Además, esa ropa de cama se encontró en la caseta de Alborache, uno de los refugios habituales de los Anglés y Ricart.
Los representantes del INT explicaron que, aunque haya restos de semen o sangre, los resultados pueden ser negativos o arrojar falsos positivos cuando las muestras proceden de cadáveres en avanzado estado de putrefacción, como es el caso de Míriam García, Antonia Gómez y Desirée Hernández. Otra de sangre, procedente de un trozo de papel higiénico es de un hijo de Neusa, seguramente de Antonio, ya que fue hallada en una casa de Benaguacil que ocupó presuntamente durante su huida.
El INT realizó un estudio morfológico de cerca de un millar de pelos recogidos en los cuerpos de las niñas, sus ropas, los dos coches usados por Ricart y Antonio Anglés, la tierra de la fosa y los colchones hallados en la caseta. Los vellos no identificados, 704, se compararon con los de una decena de posibles sospechosos. Las similitudes encontradas son un indicio de que pueden ser de la misma persona, pero este resultado es sólo orientativo y debe confirmarse con análisis de ADN, destacaron los expertos. Cinco pelos púbicos hallados en los colchones son posiblemente de Ricart, pero el análisis no es concluyente.
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