El dueño de 'Mi carro'
El letrista de las coplas españolas más famosas fue considerado en los años treinta un agitador de masas
Alejandro Cintas no recuerda ni el día ni el año en que le sobrevino aquella bendita inspiración. Pero está seguro de que fue en una fonda de la madrileña calle de los Caños, número 2. En ella ideó uno de los robos más famosos de la España de los años setenta: el del carro. "Mi carro me lo robaron", dice despacio y poniendo énfasis en las erres: "A mí esa frase me sonaba maravillosamente bien, y además, en las romerías, se roban tantas cosas..." La canción la estrenó Manolo Escobar hace unos treinta años, en el teatro Calderón. Cintas, que tiene 70 años y vive en Vallecas, es también el letrista de la copla es pañola más internacional, La luna y el toro, a la que ni siquiera Macarena ha podido superar. La escribió en 1963, y desde entonces se han hecho 1.500 versiones en casi todos los idiomas, incluido el japonés. La última la canta el grupo sevillano Los Centellas, y es candidata a ser canción del verano.La Sociedad General de Autores de España (SGAE) acaba de editar un libro, Empedrao poético, que recopila las coplas más famosas de Alejandro Cintas, entre ellas, Torre de arena, Con una copa de vino en la mano o El toro guapo. Es el justo homenaje a un hombre que desde que aprendió a leer y escribir, a los 18 años, ha escrito más de cuatro mil canciones, interpretadas por Juanita Reina, Pepe Marchena, Marifé de Triana, El Fary, Juanito Valderrama, Manolo Escobar y otros muchos. "Me enseñaron a escribir en la academia Caballero de la calle de San Lorenzo. No era capaz ni de leer los rótulos de las calles. El director se quedó impresionado por este caso insólito de ilusión por saber y no me cobró nada durante los dos años que tardé en aprender", recuerda Cintas, que vive de las rentas de lo que ha escrito a lo largo de su vida: "No le debo nada a nadie. Y me ha costado mucho llegar hasta aquí, porque tuve que leerme a casi todos los poetas: Góngora, Alberti, Lorca y Juan Ramón Jiménez, sobre todo. Tengo escritas cosas profundas, casi abstractas que no son comerciales".Llegó a Madrid hace más de medio siglo, en enero de 1943, con 16 años, acompañado de un cantaor al que considera el primer hippy español, Currito de Utrera. "Yo venía de Sorihuela de Guadalimar, de Jaén, y emprendí con Currito la travesía de la ignorancia. Nos vinimos a Madrid porque pasar hambre en un pueblo es mucho más triste que pasarla en la capital. Aquí, al menos, no te veían y no podían alegrarse. Además, mi familia, desde que yo me acuerdo y desde que se acordaban mi padre y mi abuelo, eratoda de izquierdas, y nos apedreaban con palabras malas. A mí me consideraban un agitador de masas porque a los siete años, en el entierro de mi herano, que murió en 1934 duante una huelga del comercio, recité un poema delante de los diputados de Jaén". En Madrid, con un repertorio de fandangos que había memorizado, trataba de agitar los bolsillos del público en las tabernas próximas a las calles de Echegaray y Arlabán: Villa Rosa, Los Gabrieles o Casa Parrita. "En cuanto se juntaban media docena de personas, me arrancaba a cantar. Yo no era un gran cantante, pero tenía cara de buena persona y a veces me daban cinco duros. Una señora me regaló un traje. Me lo compró en Lavapiés, y para qué voy contar la alegría después de ir toda la vida con una chaqueta marrón que relucía como la chapa".No triunfó como cantaor, pero tampoco tuvo mala suerte. Con el nombre de Niño de Orihuela, actuó con compañías reconocidas como la de La Niña de la Puebla o en locales importantes, incluido el Circo Price. En 1962 abandonó el cante para dedicarse a la composición, y al año siguiente escribió La luna y el toro, a la que el maestro Gordillo le puso música. La suerte ya nunca le abandonó.
Está casado con una ex bailarina madrileña veinte años mas joven, Estrella Frades, con la que ha tenido dos hijos. Ella ayuda a su marido a ordenar las fechas que se desdibujan en su memoria y no se sorprende cuando le oye decir que él ha nacido "para el amor y para amar". Al maestro le gusta reflexionar sobre la condición humana, y aprovecha cualquier pregunta para exponer su filosofía: "En la vida hay que ser desprendido, no vale la pena ser vanidoso". Esto lo dice porque los intérpretes de sus canciones casi nunca reconocen en público que él es el autor de la letra: "A Manolo Escobar nunca le he tenido en cuenta el silencio hacia mí. Tiene grabadas más de cien canciones mías, y nunca ha hecho un comentario acerca del autor. Porque Mi carro es mío, aunque él lo haya popularizado. Aun así, le tengo un aprecio de familia, porque es un hombre verticalmente inamovible".
Comenta que el éxito de algunas de sus canciones es también para él un misterio. "Mi carro no es de mis preferidas. He escrito cosas mejores. Pero nunca se puede decir que una canción es mala si ha roto moldes. Si me hubiesen pagado todo lo que ha ganado esa canción, podría tener una mansión de Hollywood y Michael Jackson sería mi criado. ¡Menos mal que a mí no me gustan las mansiones!".
Fue un viejo de su pueblo, otro filósofo de 92 años, quien le inmunizó contra la vanidad: "Me lo dijo muy claro cuando me venía a Madrid: 'Niño, allá donde vayas piensa que todo es mentira'. Y es lo único cierto".
Otra de sus aficiones es descubrir artistas. Ahora está empeñado en una cantante de 22 años de Alcalá de Henares, Sonia Romero. "Tiene una voz de unos quilates disparatados. Yo espero que la gente la apoye, porque el pueblo nunca se equivoca", concluye.
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