La clausura entreabre sus puertas
El monasterio de las bernardas de Alcalá muestra desde ayer Su patrimonio en un pequeño museo
En cuanto el guía se despista, uno de los visitantes no puede resistir la tentación y se agacha para atisbar por el ojo de una cerradura. La curiosidad por averiguar cómo se vive en una clausura llevó ayer hasta el monasterio de las bernardas de Alcalá de Henares (163.000 habitantes) a muchas de las personas que visitaron el pequeño museo que se inauguró en la tribuna de su iglesia.Una curiosidad satisfecha a medias. El espacio que alberga el museo no forma parte de la clausura: era un corredor abandonado, situado bajo la cúpula de la iglesia, desde cuyo balcón principal el arzobispo de Toledo y los cortesanos asistían a las ceremonias hace tres siglos. Pero los cuadros, tallas y ricas casullas que se exponen allí han formado parte del patrimonio de las monjas durante 300 años. En ese tiempo, sólo sus ojos los han disfrutado. Además, por iniciativa de la abadesa, el museo incluye la reproducción de una celda, la de sor Petronila de la Cadena, la primera superiora del convento. Un catre presidido por un crucifijo, una mesita, un estante con libros, un reclinatorio para rezar y un perchero con la toga y los hábitos de tacto áspero.
El de las bernardas es uno de los nueve monasterios femeninos de clausura que quedan en Alcalá y el primero en entre abrir las puertas al turismo, gracias a la labor de una empresa de jóvenes guías, Promoción Turística de Alcalá, creada hace apenas cuatro años. Las propias monjas -una docena escasa-, que tenían sus ahorros, y el Ayuntamiento, que ha aportado más de un millón de pesetas, han financiado la rehabilitación de la tribuna.
La voz de Enrique Pérez, el guía encargado de la primera visita, resuena en la nave de la iglesia: "El autor de este templo barroco fue el arquitecto Juan Gómez de Mora. Tiene una planta elíptica, y en él la misa era un espectáculo teatral. El pueblo se sentaba en el centro, y las familias ricas, en las capillas. Oficiaban cuatro curas, las monjas cantaban tras el baldaquino y el arzobispo deToledo lo observaba todo desde aquel balcón". Las cabezas se giran y el guía aprovecha para camelar a la audiencia. "Allí hemos instalado el museo", dice.
Muros encalados, techos altos con vigas vistas, suelos de barro y ventanas enrejadas con vistas a la plaza de las Bernardas o al nido de un campanario donde se apretujan los cigoñinos albergan el museo. Las joyas son el arca de plata -re-galo de Felipe II, donde se cree que llegaron a Alcalá las reliquias- de los Santos Niños- y la silla del cardenal Sandoval.
Por ser los primeros visitantes, las monjas invitan a un refrigerio que han dejado sobre una mesa: vino de consagrar, un bizcocho casero y almendras garapiñadas. Una dulce bienvenida.
Museo del monasterio de las Bernardas. Sábados, de 12.30 a 13.30 y de 17.00 a 19.00; los domingos, sólo por la tarde. 300 pesetas.
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