Toreros en pantalón corto

El matador Manuel Romero, Romerito, ofrece su muleta a un falso astado que conduce el torero-actor Luis Miguel Calvo, protagonista de la serie televisiva Juncal. Ambos comparten el albero de la plaza de toros de Móstoles (196.500 habitantes) con un tropel de toreros de oro y plata que, igual que ellos, entrenan a la espera de una tarde de gloria.Mientras tanto, el traje de luces se queda en el armario. Son más efectivos los pantalones cortos y las zapatillas deportivas. Así ataviados, los novilleros, matadores y banderilleros echan los restos durante cuatro horas diarias.

Casi todos provienen del sur de Madrid y hasta el año 1995 colmaban sus ansias en el ralo campo de fútbol del Móstoles. Después, el Ayuntamiento levantó el coso taurino, se acordó de los toricantanos y les ofreció gratis un ruedo donde prepararse a fondo todos los días.

Allí inician su entrenamiento con una hora de carreras. Una vez que han calentado motores cada cual coge sus trastos y ensayan las suertes.

Unos, como Vicente Yestera -de la cuadrilla de Vicente Barrera- se dedican a poner 20 o 30 pares de banderillas a un carretón conducido por el compañero, mientras que otros, como Carlos Collado, Niño de la Taurina, practican el toreo de salón. Todo con gran disciplina y sin un segundo que perder.

"Durante los entrenamientos nos lo tomamos muy en serio porque somos profesionales y tenemos que estar en buena forma. Al acabar, si da tiempo, echamos un partidito de fútbol o nos vamos al campo a caminar y a contarnos nuestras cosas", comenta Rafael Perea, Boni, banderillero que ya se ha estrenado en la isidrada de este año.

Quien de momento está inédito en la presente Feria de San Isidro es el Niño de la Taurina, que hará el paseíllo el 5 de junio, junto a El Fundi y Pepe Luis Martín, con toros de Dolores Aguirre.

Este matador es uno de los que entrenan más horas en el coso mostoleno , sobre todo con la muleta.

"He de estar preparado para el día 5, ya que la plaza madrileña requiere mucha responsabilidad", señala.

Pero, aparte de improvisado gimnasio, el coso mostoleño hace las veces de punto de encuentro de toreros que nunca se habían tratado. "Yo los conocía a todos de oídas, pero cuando vine trabamos una amistad que, además de bonita, es duradera", comenta Niño de Leganés.

Otros banderilleros, novilleros y matadores que hacen uso de la plaza de la localidad proceden de municipios como Arroyomolinos y Villaviciosa de Odón.

En fechas como, éstas, con la Feria de San Isidro en pleno apogeo, el único asunto de conversación son los avatares de la tarde anterior. La pasada semana, todos felicitaban a Carlos Ávila, de la cuadrilla de César Rincón, por su actuación en la corrida de Las Ventas.

Lo mismo pasará quizás dentro de unos días cuando el Niño de la Taurina vuelva al coso mostoleño tras su paso por la catedral del toreo.