El bombero perfecto

Las medidas del bombero perfecto son: 180 centímetros de altura, 80 kilos de peso y una masa torácica capaz de ensancharse al respirar hasta cinco centímetros. Pero a los 2.769 aspirantes que se presentan estos días a las pruebas para conseguir alguna de las 50 plazas que ofrece el Ayuntamiento se les exige algo más. Lo explica el director de Servicio de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento, Pedro Gallardo: "Tienen que ser personas muy completas, con formación y un nivel de estudios aceptable, aunque lo primero que se les pide es corpulencia, que midan entre 162 y 192 centímetros que estén proporcionados físicamente y que sean personas sanas".Pasada esta primera criba viene lo más duro: las pruebas físicas, donde los aspirantes deben demostrar su resistencia y habilidad en unos tiempos bastante raquíticos. Por ejemplo: deben saltar por encima de un banco como mínimo 45 veces ininterrumpidamente en 30 segundos, o subir desde el suelo por una cuerda de seis metros y medio de largo, sin nudos o apoyos, en un tiempo máximo de nueve segundos. Una vez arriba, y si todavía quedan fuerzas, tienen que tocar con una mano la campana y sujetarse con la. otra en la cuerda, intentando mantener el equilibrio.

Para algunos opositores, ésta es una de las pruebas físicas más difíciles. Es lo que cuenta Ignacio Coca, de 22 años, 174 centímetros, 67 kilos y rotulista, de momento: "Es uno de los ejercicios más duros, y me despisté con el tiempo, pero al final hice sonar la campana". Como la mayoría de los aspirantes, quiere ser bombero por dos razones: por la seguridad que da un sueldo para toda la vida, que en estos momentos es de 200.000 pesetas netas al mes, y por las jornadas de trabajo, que fija un convenio en 64 guardias de 24 horas al año. "Aunque ahora, y debido a las necesidades de ajuste que hay, los bomberos municipales hacen voluntariamente 10 guardias más", matiza Gallardo. Una vez superados los ejercicios de resistencia, tendrán que correr 100 metros en 13 segundos, un kilómetro en tres minutos y cinco segundos, y nadar 50 metros en 40 segundos. Pero ninguno parece, o al menos eso es lo que dicen, temer estas pruebas. Jesús Casla, de 28 años, lleva cinco años machacándose en un gimnasio y preparándose en una academia para el examen teórico.

"Para ser bombero hay que invertir antes mucho dinero", explica. Por último, tienen que demostrar su habilidad en un oficio relacionado con la construcción (albañilería, carpintería ... ). "Es muy duro, pero es un trabajo bonito. Se nos exigen muchas cosas, como estar de guardia cuando juega el Atlético de Madrid...", bromea José Ignacio Plaza, de 24 años.