Viva la burocracia

El pasado 28 de abril me dirigí al distrito municipal de la zona Centro, con el ánimo de proceder a la obtención de un certificado de empadronamiento necesario para la renovación del documento nacional de identidad por cambio de domicilio; para este trámite fueron necesarias dos horas y 15 minutos de cola, en las cuales se encontraban personas de avanzada edad, y si alguna de ellas debido al cansancio de la larga espera optaba por sentarse en los escalones de las dependencias, era recriminada por el policía de la entrada. ¡Inaudito!Al llegar con la documentación a la comisaría de la calle de la Luna, me informaron de que los impresos de renovación estaban agotados y que fuera a comprarlos al estanco.

Después de cumplimentar el impreso, pensé que tenía mucha suerte, ya que sólo había un par de personas. Al llegar mi turno, una señorita me dice que me da cita para el 30 de mayo. ¿Son necesarios 32 días para atenderte, estando la oficina vacía? Pues no se lo pierdan, la recogida se efectúa pasados 40 días. Pienso que será por si se le detecta al carné de marras algún extraño virus.

Bueno, tratando de cumplir con mi deber de ciudadano, decido vacunar a mi gato por recomendación del bando municipal que pude leer mientras esperaba la cola del padrón. La campaña de vacunación se abrió el pasado 8 del mes en curso y se cerrará el día 30. Hago el ingreso correspondiente en Caja Madrid, cojo a mi gato, tomo un taxi y me dirijo a las dependencias municipales de la calle de Santa Engracia, 116, donde me indicaba el citado bando, y me las encuentro cerradas. Un empleado del servicio de limpieza me dice que no sabe nada y que allí no han mandado a nadie todavía. resultado: mañana perdida, gasto de dos taxis y un candidato más para la vacuna antirrábica. Claro que el fallo fue mío por no mirar el calendario y ver que era martes y 13.-