Un coso de leyenda

"Si la historia pesar la plaza de toros de Aranjuez se habría hundido". Así opina el crítico Gregorio Corrochano de este coso, el más antiguo de la Comunidad de Madrid, que mañana cumplirá 200 años. A lo largo de sus dos siglos de existencia, la Real Plaza de Toros de Aranjuez, que fue inaugurada por el maestro Pedro Romero, puede presumir de haber visto faenas ilustres, toreros legendarios y mucho arte. Todo el que ha sido y es alguien en el mundo del toreo ha pisado su albero. Su historia es la de la tauromaquia moderna, y sólo las plazas de Ronda y Zaragoza le ganan en edad.'Para esta fecha tan señalada no hay previsto ningún acto conmemorativo, aunque el Ayuntamiento afirma que habrá varios a lo largo de este año. "Estamos esperando que la Casa Real acepte el ofrecimiento que le ha hecho el Ayuntamiento para que el Rey presida una corrida. En junio se publicará un libro sobre esta plaza que ha sido financiado por la Comunidad de Madrid.Para el 30 de agosto tenemos previsto un espectáculo de danza a cargo de Joaquín Cortés, y cuando termine la temporada habrá un ciclo de conferencias sobre el mundo del toro", dice Antonio Moraga, concejal de Asuntos Taurinos.

A diferencia de este 14 de mayo, que pasará sin pena ni gloria, el que se vivió en 1797 fue una gran tarde. Carlos IV y toda la corte inauguraron esta plaza, con una corrida a cargo de los diestros Pedro Romero, Francisco Garcés y Antonio Romero. El público abarrotaba las gradas y durante varios meses se dieron espectáculos de lujo. El proyecto, que costó 1.400.000 reales, se hizo en ladrillo, en dos pisos y tomando como modelo la plaza del puente de Alcalá de Madrid.

En este recinto se llegó incluso a celebrar espectáculos bastante bárbaros, como peleas entre toros y leones o tigres. En 1809, un violento incendio redujo casi a cenizas esta plaza cuando las tropas francesas cocinaban sus ranchos. Veinte años después, Fernando VII ordenó su reconstrucción. Este coso volvió a vivir una época de esplendor en la que cabe destacar la grave cogida que sufrió Francisco Montes, que estuvo a punto de morir. Décadas después la plaza de Aranjuez volvió a caer en el olvido, hasta que el marqués de Salamanca, en 1851, se encargó de devolverle su esplendor.

A lo largo de estos 200 años, este coso ha visto duelos entre figuras como Frascuelo y El Largatijo, Dominguín y Manolete, Paco Camino y El Cordobés, el quite de un espontáneo en 1930 que luego saltó a la fama como Domingo Ortega, las retiradas del propio Camino o Antoñete o la última cogida grave sufrida por Curro Romero en 1989. Pero en sus dos siglos de vida sólo una muerte ha vestido de luto este ruedo: fue en 1891; la víctima, un picador, Manuel Calderón, de la cuadrilla de El Largatijo.