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"No me costará dejar a Iñaki en el banquillo"

El Mundial de balonmano de Japón, que se inicia el próximo sábado, puede crucificarlo o elevarlo a los altares. Juan de Dios Román, curtido ya en mil batallas, sabe que todo el mundo le exige la medalla de oro. Haber sido el seleccionador español que logró la plata en el Europeo de España y el bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta es su mayor mérito, pero se convierte ahora en el motivo más importante de exigencia. El reto de Juan de Dios estará además adornado por la presencia de Iñaki Urdangarín -el novio de la infanta Cristina- en el equipo. Además de la prensa deportiva, deberá lidiar con la prensa del corazón.Pregunta. ¿Ha pasado el balonmano a depender de Iñaki Urdangarín?

Respuesta. En el porcentaje que le corresponde en la actividad defensiva, donde tiene un gran protagonismo, y en los resultados, que espero que sean buenos, sí.

P. ¿Y en cuanto a imagen?

R. La verdad es que Iñaki la da. Creo que con él hemos triplicado las audiencias. Pero este país debe acostumbrarse a que un miembro de la familia real juegue a balonmano y lo haga bien.

P. ¿Es él lo único capaz de conseguir que aumenten las audiencias televisivas?

R. Además de él están las medallas.

P. ¿Le considera importante en este aspecto?R. Es una realidad que hay que asumir y afrontar, y por la que hay que felicitarse.

P. ¿Se atreverá ahora á dejar a Urdangarín en el banquillo o incluso en la grada?

R. Seguro. Si no juega bien lo haré, no me costará.

P. ¿Cree que algunos jugadores pueden estar molestos por el protagonismo de Iñaki?

R. Espero que no. Duishebáev lo tuvo en el Europeo y no ocurrió nada. Si alguien tiene un ramalazo individual en este sentido, creo que el clima colectivo lo esconde y lo mitiga. Esa es la grandeza del equipo.

P. ¿No hay manera de que el balonmano acabe superando al baloncesto definitivamente?R. Lo que debe hacer el balonmano es pasarse a sí mismo, a sus propias limitaciones y estrecheces mentales, y saber que como deporte tiene una riqueza con un campo infinito. A lo mejor, la misma gente del balonmano no se ha dado cuenta de eso.

P. A pesar de las medallas, la selección sigue siendo un equipo perdedor.

R. No lo creo. Aquí todo el mundo quiere ganar. ¿Le parece poco lograr una plata y un bronce entre 24 equipos? Lo que hay que esperar es que ese nivel se mantenga en un campeonato cuya fórmula es nueva y cuya dificultad es máxima.

P. ¿Duishebáev ha sido el gran salvador de la selección?

R. Ha sido el hombre que necesitaba la selección desde el punto de vista del ataque. Yo mismo ya critiqué los problemas de los jugadores extranjeros en 1987, cuando se veía venir que las posiciones de dirección de juego las iban a ocupar jugadores no seleccionables. Hubo muchos equipos que dependían de extranjeros. La nacionalización de Talant ha supuesto poder contar con el mejor jugador del mundo en su puesto y ha dado un ejemplo de lo que es realmente un central. Gracias a ello han surgido algunos en España.

P. ¿Sabe que todo el mundo les exigirá el oro en el Mundial?

R. Las cosas están preocupantes en este sentido. Por un lado es bueno que la gente exija, porque demuestra que le gusta el deporte. Pero a los expertos debo exigirles que expliquen las dificultades que hay.

P. ¿Se vio fuera de la federación cuando Bárcenas perdió las elecciones presidenciales?

R. No totalmente, porque había oído que el candidato que ganó [Jesús López Ricondo] también quería contar conmigo. Pero, evidentemente, no son situaciones agradables.

P. ¿Cree que las dos medallas determinaron su continuidad?

R. Creo que sí. Es algo que está en el clima deportivo: el éxito es lo que más consolida a un entrenador. Por otra parte, se olvida que en ningún caso quería volver a entrenar y que mi regreso a la selección fue una consecuencia de la presión de los malos resultados del Mundial de Islandia en 1995. Nadie ha llegado a pensar lo muy difícil que fue el Campeonato de Europa de 1996. El equipo tenía una presión tremenda porque debía ganarse la plaza olímpica y acababa de quedar 11º en un Campeonato del Mundo.

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