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LA MAESTRANZA

Novilleros sin alma

Antonio Lorca

Los novillos de Peñajara no ofrecieron facilidades para el triunfo; no desarrollaron una nobleza de carril que permita a los toreros ejercitar "todo el toreo que llevo dentro", que dicen ellos.Los novillos eran toros, lo que impone un respeto, y fueron mansos, con genio y, además, se rajaron en el tercio final. En casos como éste, la supuesta torería que se lleva dentro se guarda para los restos. Es decir, que la mayoría de los novilleros modernos no están hechos para las dificultades; muchos ni para los toros bonancibles, pero ése es otro cantar.Con novillos como los de ayer hay que mostrar ganas de ser torero, hay que dejarse la piel en el albero porque así se les exige a quienes pretenden alcanzar algún día el título de figura del toreo.

Peñajara / Mora, Pacheco, Borrero

Novillos de Peñajara, blandos y descastados.Eugenio de Mora: palmas en los dos. Carlos Pacheco,: silencio y ovación. José Borrero: aviso y silencio; silencio. Plaza de la Maestranza, 11 de mayo. Media entrada.

Pero seguro que eso sería antes. Lo de ahora es muy distinto. Ahora, muchos novilleros llevan la derrota dibujada en la cara, torean sin alma, se muestran frágiles y no destacan, precisamente, por su torería. Así ocurre lo que ocurre, y, culpan a la mala suerte o a la negativa condición de los toros.

Eugenio de Mora tuvo el único novillo noble y no se dio por enterado. Lo había desbordado con el capote, y con la muleta desarrolló un toreo superficial, sin temple ni mando, más preocupado de la postura que de la calidad de los pases. Además, utiliza el pico de la muleta que es un primor. Su labor resultó anodina, a pesar de que la banda de música se empeñó en acompañar lo que no debe tener más acompañamiento que el silencio. El primero también embistió y el novillero hizo un toreo rápido y sin contenido.

Borrero está muy verde. Y lo que es peor, el ánimo, muy justo; y pocas ideas le acompañan. Lo de matar tampoco va con él.

Carlos Pacheco no pudo torear con la muleta porque sus dos novillos se pararon en seco. Fue el único torero, sin embargo, que buscó el triunfo e hizo por sobreponerse. Estuvo muy variado con el capote y participó en quites y lo intentó de pie y de rodillas.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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