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Tribuna
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Sólo emoción

Poco fútbol. Pronto se pudo apreciar que la gran tensión que rodeaba el partido impediría ver algo de fútbol. Las lesiones de Nadal y Giovanni ayudaron a calentar más los ánimos. Roberto Carlos cautivó al Nou Camp. Las numerosas interrupciones durante esta primera parte no le dieron ningún ritmo al partido, sino es por la emoción, hubiera sido de un tedio absoluto.A esperar. El Real Madrid intentó hacerse fuerte en su medio campo durante la primera mitad. Cedió casi todo el terreno y renunció a desplegar algunos de sus efectivos. Panucci y Roberto Carlos mantuvieron su posición inalterable, e incluso Mijatovic y Suker se prodigaron más de lo habitual en tareas defensivas muy lejos de Víctor Baía. Raúl ni apareció.

Sin provecho. El Barcelona mantuvo más la posesión del balón, aunque lo máximo que pudo sacar de este ligero dominio fueron algunas faltas en las cercanías del área del conjunto madridista. La jugada individual de Figo contra Roberto Carlos le comprometió al árbitro canario Rodríguez Martel para toda la semana. El portugués renunció al disparo tras el rechace de Illgner cediendo a Ronaldo en una gran demostración de inteligencia, aunque el brasileño rozaba el fuera de juego.

Cambio de actitud. La ventaja del Barcelona hizo cambiar la actitud del Madrid en la reanudación. Adelantó sus líneas, presionó más adelante y se acercó a la portería con más efectivos. El partido adquirió el ritmo que le faltó en la primera mitad, aunque continuaron produciéndose interrupciones. Mijatovic, con dos controles excepcionales y los posteriores remates, pusieron en vilo el Nou Camp.

Emoción. Esta apurada victoria le permite al Barcelona continuar vivo en las tres competiciones. La emoción está asegurada hasta el final. A buen seguro que el Madrid recordará situaciones parecidas no hace demasiado tiempo. De cualquier manera, la ventaja parece suficiente.

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