Alfredo di Stéfano pronunció ayer el pregón de San Isidro más corto de los últimos años
"Un pregón corto y al pie". Así, con estos términos tan propios de su profesión, definía el ex futbolista Alfredo Di Stéfano el discurso que pronunció desde un balcón de la plaza Mayor, acompañado por el gobierno municipal. Era el pregón que abrió ayer las fiestas de San Isidro, el más corto de los últimos años. Tan poco duró, que más de uno se lamentaba, pasadas las 19.30, porque se lo había perdido. Pero había público que aclaraba lo de la brevedad: "Muy cortito a la vez que conciso. Ha tenido mucho valor para el pueblo de Madrid", decía un señor entre el público.
La única pega que más de uno ponía al pregonero era que no tuviera acento castizo. Di Stéfano, un mítico futbolista argentino afincado en Madrid desde hace años, dijo desde el balcón: "Cuando me lo propusieron, acepté el honor consciente de que no buscaban en mí al erudito, que no lo soy, sino al amigo y vecino de esta ilustre villa".El mítico futbolista del Real Madrid deseó a todos los madrileños que se entregaran "con deportividad a la chulapería sana y al madrileñismo castizo". "Y así sabréis lo que es canela fina y armar la tremolina cuando vengáis a Madrid", concluyó el pregonero. "Me he puesto muy nervioso al principio por el acontecimiento. Cuando te recibe la gente con ese cariño, se siente en las entrañas del cuerpo. "Ha sido más imponente que un partido de fútbol. En el campo se calienta uno en el tercer minuto. Aquí no ha sido así", decía Di Stéfano, muy satisfecho, cuando ya había concluido su cometido en estas fiestas. Por entonces, ya pasadas las ocho de la tarde, no paraba de llegar gente a la plaza Mayor. Iba a celebrarse allí un concierto de música en el que intervenían Rosana, Lucrecia, Dulce Pontes, Carlos Núñez y el grupo de música celta The Chieftains.
Pocos del público lo sabían, pero la velada musical estaba coordinada con otra que se celebraba al mismo tiempo en Turín. Y se estaba grabando para retransmitirla a unos cuantos países por televisión. Unas pantallas situadas a los lados del escenario se encargaban de que el público madrileño viera lo que sucedía en esos momentos en Turín. Era el concierto Yes for Europe, que se celebraba con motivo del Día de Europa, organizado por la Comisión Europea y la Confederación Española de Jóvenes Empresarios. Estaban presentes por eso el presidente del Parlamento Europeo, Ivaro Gil Robles, y el comisario Marcelino Oreja.
El recinto de la plaza Mayor, prácticamente lleno: jóvenes, menos jóvenes y gente muy mayor. Hasta niños en sillita se veían. Algunos habían acudido atraídos por Rosana, otros por la gaita irlandesa de The Chieftains o la gallega de Carlos Núñez. Más de uno también había que no tenía ni idea de lo que iba a aparecer en el escenarío. El toque castizo lo ponían los barquilleros vestidos de chulapos, que no faltaron en este primer concierto de las fiestas del patrón de Madrid. Rosana entonaba uno de sus más conocidos estribillos y la gente tatareaba y bailaba sus canciones. Al rato aparecían en las pantallas los Gipsy Kings cantando su Bamboleo y, diciendo "¡viva España!".
Otra sorpresa (para más de uno un poco desagradable) de la noche fueron los presentadores de la velada: los televisivos Ana García Obregón y Ramón García. Ellos se encargaban de saludar y presentar a los artistas mientras unos enormes globos azules con las estrellitas amarillas de la bandera europea volaban de mano en mano. San Isidro comenzó con acento argentino y continuó con aires comunitarios.
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