Dos millones de votantes 'tories' modificaron su decisión
Pasada la resaca de los acontecimientos históricos del pasado jueves, los analistas políticos y los especialistas en sondeos se han sentado a examinar con las cifras de votos en la mano el porqué del monumental descalabro del Partido Conservador británico en las elecciones del 1 de mayo. Los tories han visto reducida su fuerza parlamentaria de 336 a 165 diputados, y siete ministros del anterior Gobierno se han quedado sin escaño.La primera causa está, al parecer, en la deserción de dos millones de votantes, presuntamente conservadores, que no acudieron a las urnas. Frente al 78% de participación en las elecciones de 1992, en las de 1997 sólo ha votado el 71% de los 44 millones de británicos convocados a las urnas. Otro factor nada desdeñable ha sido la aparición del Partido del Referéndum, que con casi un millón de votos ha perjudicado considerablemente a los tories haciéndoles perder no menos de 13 escaños.
Por último, hay una tercera explicación para el descalabro sufrido por los conservadores: el habilísimo uso del voto táctico que ha favorecido a laboristas y liberal-demócratas. Estos últimos, paradójicamente los principales abanderados del sistema de representación proporcional, han sido los más beneficiados por el sistema mayoritario británico, gracias a un casi maquiavélico uso del voto táctico. Sólo ello explica que habiendo recibido 800.000 votos menos que en las elecciones de 1992, los liberal-demócratas hayan doblado su presencia en la Cámara de los Comunes.
Periódicos como The Observer y The Guardian han publicado largos informes explicando a sus lectores cómo sacarle el máximo partido a su voto. En algunas circunscripciones se pedía a los votantes laboristas y liberal-demócratas que apoyaran al primer partido; en otras, al segundo, dependiendo de la correlacion de fuerzas con los tories.
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