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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Comedores de asfalto

Don José María Álvarez del Manzano: los árboles invaden nuestras aceras, se comen el asfalto. Molestan. El a todas luces desproporcionado recinto de tierra que ocupan para ser regados es un vertedero, un foco de infecciones y un urinario público: excrementos caninos, profilácticos, colillas, barro -¡qué asco!-, propaganda..., no son más que un fiel reflejo de las miserias de esta ciudad. Estos tochos de madera nos impiden subir nuestro vehículo todoterreno al bordillo para aparcar: son tantos y tan juntos, tan gruesos y tan negros. Manchan.Deberían descortezarlos hasta unos dos metros de altura y forrarlos de algún material desechable. O mejor, talarlos; cortarlos a ras del suelo. La mayoría de ellos están tan enfermos que es preferible no prolongar su agonía, ni podarlos. Son seres vivos, como nosotros, y no deben sufrir. Bastante tienen ya los pobres con respirar el monóxido de los coches, con las plagas y con las orugas. Acaban huecos y deformados; tan retorcidos y secos que, la verdad, no son nada estéticos. Una buena avenida, un bulevar que se precie, debe tener árboles altos, esbeltos y frondosos, con hojas relucientes y cortezas limpias; que alegren a las gentes en primavera y les den sombra en verano. Pero, como están, mejor cortarlos. La madera puede ser muy útil para hacer leña, para calentar a esas familias que más lo necesitan, o para enviarla solidariamente a Bosnia o Albania.Además, bien mirado, señor alcalde, dejarían de ser un motivo de polémica para la oposición cada vez que el Ayuntamiento nos hace un parking de residentes. ¡Con lo mal que está el aparcamiento! ¿A dónde vamos a ir a aparcar? ¡Ah! y nada de trasplantarlos: a más de cien mil por arbolito, no tendrán más remedio que subirnos el precio de las plazas y, a la larga, los impuestos municipales. ¡Ni hablar! Lo mejor es plantar otros nuevos en la periferia, que luego se quejan de que no tienen zonas verdes.

Así estarán contentos los ecologistas esos: sí, se corta un árbol -viejo, que molesta, feo de raíces- y se plantan cien. ¿Usted los entiende, don José María Álvarez del Manzano? Los árboles deberían estar en los viveros y en los parques, que es su entorno natural: juntitos, sanos, en familia, rodeados de césped y repletos de graciosas ardillitas, protegidos de los desalmados por los guardas y por una buena valla, para que niños y mayores puedan disfrutarlos en toda su plenitud.

Porque,. al paso que vamos, don José María, dentro de unos años no va a quedar ninguno de pie.

Menos mal que todavía quedan personas como usted, que se preocupan de los verdaderos problemas que afectan a la mayoría de los ciudadanos de Madrid: los aparcamientos, la suciedad y la falta de zonas verdes. Gracias, de corazón.-

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