Pesadilla inmobiliaria
Llevo buscando casa hace algún tiempo y podría contar mil y una aventuras que, seguro, sonarán familiares a quien se encuentre también metido en esta verdadera pesadilla. Pero lo más increíble me ocurrió hace una semana, hablando por teléfono con una tal señorita Charo, de una agencia inmobiliaria.Tras ponerme por las nubes un "preciosísimo" apartamento por la zona de La Latina (por si no lo saben, ahora es una de las más caras de Madrid, junto con los Austrias, desde que a todo el mundillo del show business le ha dado por irse a vivir al Madrid antiguo), intentó rematar la faena elogiándome al vecindario de la casa en cuestión. Procedo a transcribir lo que me dijo esta señora: "... El barrio está muy bien... La casa tiene un vecindario buenísimo, y no hay negros. En ese momento palidecí. "No es que tenga nada en contra de los negros, pero ya que te vas a vivir a una casa, que estés entre los tuyos, ¿no?".
En ese momento debería haberla contestado, pero tal fue mi pasmo que no encontré una respuesta a la altura de las circunstancias. Además, eso hubiera sido alargar la conversación con una mente fascista disfrazada de afable agente inmobiliaria.
Por supuesto que hablo, de una excepción, ya que también me he encontrado excelentes profesionales, pero en mi corta experiencia de rastreadora de posibles hogares me he topado alguna que otra excepción más, como la de esa otra señora que vendía su casa, situada en una de las calles de atrás de la Gran Vía, y que, orgullosa ella, me afirmaba que "hacía poco que habían limpiado la zona de negros y drogadictos".
Y digo yo: ¿quién nos limpia a nosotros la calle de esta gente?-
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