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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dólar estable

LAS REUNIONES de los siete países más ricos del mundo todavía constituyen un momento de referencia obligada para los mercados. La celebrada el pasado fin de semana en Washington por los representantes de Estados Unidos, Japón, Alemania, el Reino Unido, Francia, Canadá e Italia produjo varios mensajes sobre la situación de la economía mundial; muy generales, porque no podía ser de otro modo, pero en todo caso ilustrativos de por dónde van las preocupaciones reales de los grandes estrategas económicos. El dólar y su escalada durante los últimos meses fue el principal motivo de meditación; y no es extraño, porque la estabilidad monetaria ha sido y es la preocupación esencial del grupo.El mensaje para los mercados y los países fuera del G-7 fue que, si bien la evolución alcista de la divisa norteamericana ha sido satisfactoria, en parte por sus efectos antiinflacionistas, a partir de ahora se adoptarán medidas para evitar que la apreciación continúe. Además, Japón y Estados Unidos se aplicaron en demostrar que el déficit comercial norteamericano con Tokio se mantendrá bajo control, y el ministro de Finanzas nipón, Mitsuzuka, confirmó su intención de reformar el sistema financiero japonés para poner fin a las crisis periódicas de sus instituciones aseguradoras o de crédito, cuya tendencia a la quiebra resulta preocupante. Para los países europeos, los mensajes del G-7 tienen la ventaja de que atacan la volatilidad monetaria; es un buen telón de fondo para la formación del euro.

La ausencia de tensiones en el G-7 y su dedicación a tareas de ajuste monetario indican que la marcha de las economías mundiales produce hoy por hoy pocos motivos de preocupación. La reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial confirma los diagnósticos optimistas. El informe del FMI anticipa la continuidad del ritmo de crecimiento de la economía mundial (4,4% en 1997), el mantenimiento de bajas tasas de inflación y la reducción de los déficit públicos. El entorno económico mundial es el más favorable en las últimas décadas.

Muy torpe habrá de ser el Gobierno que no aproveche esos vientos favorables, especialmente en economías con un crecimiento potencial superior al promedio. En un escenario tan favorable, la capacidad para reducir el desempleo será a partir de ahora el test más relevante de las economías europeas. Porque el empleo es, para España y casi todas las economías europeas, una condición de estabilidad, vital en el caso del déficit público. Si no se amplían los ingresos tributarios será imposible sostener un déficit ajustado a los requisitos de la moneda común.

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