Defensa sancionará por negligencia a los mandos del sargento Miravete

El Ministerio de Defensa y el Estado Mayor del Ejército han abierto una investigación interna para depurar las responsabilidades en que hayan podido incurrir los superiores del sargento Juan Carlos Miravete, quien el pasado sábado mató de un disparo al cabo Samuel Ferrer en Candanchú (Huesca). Según las fuentes consultadas, los mandos serán sancionados por negligencia, ya que dejaron al frente del destacamento a una persona que no estaba capacitada para ello.

El ministro de Defensa, Eduardo Serra, recibió ayer al coronel Manuel Lozano, director de la Escuela de Alta Montaña de Jaca (Huesca), de la que depende la compañía de esquiadores y escaladores de Candanchú. Serra comparecerá hoy, con carácter urgente y a petición propia, ante la Comisión de Defensa del Congreso para ofrecer explicaciones sobre este suceso.Al margen de las responsabilidades penales en que haya incurrido el sargento Miravete, tanto el ministerio como el Ejército consideran que existen responsabilidades por parte de los mandos, quienes no cumplieron con la necesaria diligencia su obligación de velar por el buen funcionamiento de la unidad. Miravete, condenado en 1985 por matar a otro suboficial, había dado muestras de perder el control cuando bebía, por lo que nunca se le debió confiar el mando.

Defensa estaba ayer recabando información sobre lo sucedido, para proceder lo antes posible a la apertura de los expedientes disciplinarios contra los mandos que resulten responsables.

Eduardo Serra anunció la adopción de medidas "singulares", en alusión a las sanciones, y "generales", para evitar que sucesos como éste puedan repetirse. Respecto a las últimas, adelantó que podrían referirse al "uso y consumo de alcohol en establecimientos militares y a considerar las calificaciones penales y administrativas de comportamientos como el sucedido".

El artículo 55.3 del Reglamento del Servicio Militar, de julio de 1994, prohibe el consumo en los cuarteles de bebidas alcohólicas de más de 13 grados. Según la investigación, la botella de pacharán que ingirió el sargento fue adquirida fuera de la cantina del destacamento.

La condena impuesta a Juan Carlos Miravete en 1985 ni si quiera constaba en su expediente personal, ya que ha prescrito, aseguraron fuentes de Defensa.

El sargento, que mató a un compañero mientras jugaba con su pistola, fue condenado a un año de prisión por un delito de imprudencia punible con resultado de muerte, pero no ingresó en la cárcel al carecer de antecendentes penales y tampoco fue ex pulsado del Ejército ya que la pena era inferior a tres años.

El Defensor del Pueblo, Fernando Álvarez Miranda, abrió ayer un queja de oficio para investigar la posible responsabilidad de la Administración en la muerte del cabo Samuel Ferrer.