Agresividad comercial
Sin consultarme, ni mucho menos pedirme permiso, Telefónica ha conectado mi teléfono particular a un servicio contestador. Me ofrece tres meses de uso gratuito para probarlo y si, al cabo de ese tiempo, no quiero mantenerlo (pagando 116 pesetas al mes), tengo que llamar a un teléfono de la compañía para que lo desconecten.Es decir, me ponen sin que yo lo pida un servicio que ni necesito ni quiero y si no renuncio expresamente a él, me lo cobran sin que yo lo haya autorizado específicamente. El hecho en sí no tiene demasiada importancia, pero puede ser el inició de un camino hacia la agresividad comercial que los actuales responsables de Telefónica no deberían emprender. Es inquietante que alguien pueda manipular tu línea telefónica, aunque sea el instalador.
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