Aire fresco

Vaya esta carta en apoyo de Juan Carlos Gumucio, corresponsal de su periódico en Medio Oriente. Sus crónicas, que apreciamos tanto en EL PAÍS como en Página 12 de Buenos Aires, son un soplo de aire fresco en un panorama general de parcialidad informativa en favor del más fuerte.En una carta aparecida el 10 de abril, firmada por Alberto Benasuly, presidente de la sección española de una Liga Antidifamación (sic) se acusa a Gumucio de supuestas inexactitudes en el relato de los hechos, y de ausencia de "empatía con las víctimas" de los últimos atentados, "fundamental para combatir la violencia y no incitar más al odio ni a la hostilidad contra nadie". En esta especie de cruzada contra el odio y la violencia, esta Liga Antidifamación parece considerar que la deliberada política de sabotaje, del proceso de paz por parte de Israel (construcción de un barrio judío en la Jerusalén árabe ocupada, entre tantísimos ejemplos) sería, en cambio, lo más adecuado para fomentar la paz y el amor entre los seres humanos.

También se queja de que en otro artículo se mencione que Clinton "está sometido a presiones del lobby judío, cuya potencia no cabe desconocer". O sea, que el estruendoso fracaso de Clinton al tratar de frenar esas construcciones en Jerusalén y reencauzar el proceso de paz, se habría debido exclusivamente a la fabulosa capacidad dialéctica de Netanyahu.Asimismo se queja de que "como antaño, como siempre, la culpa es o parece ser exclusivamente de todos los judíos", cuando en el mismo párrafo él se arroga la representación de todos los judíos españoles. ¿Quién es el que generaliza? Además, el haber sido víctima no da patente de corso, más bien debiera ayudar a comprender a otras víctimas.

Quisiéramos seguir leyendo las crónicas de Gumucio, con quien nos solidarizamos, al igual que con la postura de EL PAÍS.-