Los Quince elaboran un código de conducta que evite cierres como el de Vilvoorde
Los ministros de Trabajo de los Quince debatieron ayer, aunque brevemente, las consecuencias sociales del cierre de la factoría belga de Renault en Vilvoorde, población próxima a Bruselas. El comisario de Asuntos Sociales, Pádraig Flynn, propuso elaborar un "código de conducta" o al menos una "línea de conducta" pactada entre los interlocutores sociales y consagrada por la Unión Europea (UE) para evitar hechos parecidos.El objetivo de esta iniciativa es asegurar que los trabajadores son informados y consultados por la empresa antes de que se proceda a la reestructuración de la misma. La dirección de Renault, argumentó el comisario Flynn, ha violado tanto la legislación nacional como la comunitaria. Y mostró su preocupación por el impacto que actuaciones como ésta tienen en la opinión pública.
Desplazamientos y cierres de fábricas "de este tipo crean gran malestar social y generan descontento de los trabajadores respecto de la construcción de una Unión Europea socialmente fuerte", declaró el comisario, es decir, fomentan el euroescepticismo social.
El ministro belga se apuntó a estas críticas y lamentó que la dirección hubiera hurtado la información a los trabajadores afectados. Su colega alemán pidió a la Comisión que investigue si en el proceso de reconversión de Renault se han utilizado de alguna manera fondos comunitarios. Y el representante francés, que evitó la confrontación, propugnó la elaboración de una "estrategia común" sobre el modelo social europeo.
Los Quince acordaron que su próxima reunión -en La Haya, el 6 de junio- alumbre las directrices del código de conducta propuesto, con las aportaciones de empresarios y sindicatos.
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