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Reportaje:

Balón de oxígeno

Un jugador profesional, se pasa al baloncesto en silla de ruedas tras un accidente de tráfico

Lo primero que hace David Gómez es agradecer a los que le han apoyado: familia, novia, el alcalde de Fuenlabrada, peñas, jugadores y quienes rodean al club de la localidad. Gracias al baloncesto, un deporte de cifras y de instantes que cambia en segundos. Como la vida de David: la M-30, un grave accidente de tráfico y la hospitalización. Era el mes de mayo de 1996.David jugaba entonces de escolta en el Fuenlabrada, su equipo durante los últimos cuatro años. Con él había disputado la Primera División y las eliminatorias para el ascenso a la ACB (en las que perdieron contra el Pamesa Valencia). El club subió finalmente al comprar los derechos en la Liga del Huesca, pero sin David. Las secuelas físicas del golpe, su cojera, le impedían volver al ámbito profesional. Pero encontró una puerta para no alejarse de las canastas: el baloncesto sobre silla de ruedas. Hoy entrena con el Fundosa Grupo B, filial del campeón de la Liga española. El próximo domingo tiene su primer partido.

David empezó con el baloncesto a los 12 años. Le gustaba mas el fútbol, pero, por su altura, le hicieron probar, y le encantó. De jugar en Alcobendas, donde vive, llegó hasta el Estudiantes, en el que estuvo "tres o cuatro años". Pero su equipo del alma es el último, el Fuenlabrada.

Hoy tiene 24 años, "12 en el baloncesto", y mide dos metros. David comenta que creció mientras estuvo hospitalizado. Un mes y medio con siete roturas en la pierna, entre otras lesiones. Desde entonces convive con el dolor, pero no le da importancia: "Llevando tanto tiempo en el deporte se aprende a superarlo". Aunque en La Paz le daban un plazo de internamiento de cinco meses, en unos 50 días estuvo en casa. "Entonces caí en picado". Cualquier gesto normal pasaba a ser un problema. "Aunque no me quejaba. Y había que salir de la situación". La rehabilitación la hizo con el médico y el fisioterapeuta del CB Fuenlabrada.

Responsables del club le hablaron del Fundosa. La idea le gustó, se animó y se pusieron en contacto. Ahora lleva un mes entrenando con el filial y ha empezado a hacerlo con el primer equipo. Todos los días, excepto sábados y domingos, de las diez a las doce de la noche. La única diferencia que encuentra con el baloncesto que conocía es la silla. Cuando aprenda a dominarla, se divertirá más. Y puede llegar lejos: "El Fundosa es el campeón y juega en Europa. Además, el seleccionador nacional me dijo que cuenta conmigo". Su sueño, llegar a la selección, participar en los Juegos Paralímpicos, puede hacerse realidad. Diego de Paz, jugador internacional, comentó la revista Gigantes que la ilusión que tiene David hace factible ese deseo.

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