_
_
_
_

El Ayuntamiento busca un sistema para acortar el tiempo de los plenos

Antonio Jiménez Barca

Los concejales del Ayuntamiento de Madrid buscan un sistema para que las sesiones de los plenos no se eternicen. Por lo general, un pleno municipal, que se celebra una vez al mes, empieza sobre las 10.30 (depende de la hora a la que llegue el alcalde, José María Álvarez del Manzano, que se suele retrasar) y no termina antes de las cinco de la tarde. Se celebra ininterrumpidamente, sin descanso para comer.El segundo teniente de alcalde, José Ignacio Echeverría, afirmó la semana pasada que "se está buscando un sistema que de alguna manera controle con tiempo las intervenciones de los ediles a fin de que se acorten los plenos".

Actualmente, es el alcalde el que da y quita la palabra y el que recuerda constantemente a los concejales que sean breves. Pero la fórmula no sirve: el pleno de febrero, que empezó a las 10.30 de la mañana, no finalizó hasta pasadas las seis de la tarde. Muchos de los concejales, cansados, esperaban en los pasillos. Casi todos los periodistas se habían ido y muchos de los ediles se reconvenían a sí mismos "por tardar tanto".

El último pleno, con todo, tardó menos: terminó a las cuatro de la tarde. Tenía pocos puntos en el orden del día, aunque algunos concejales maliciosos recordaron también "que empezaban las vacaciones" y que por eso se dieron más prisa de la acostumbrada.

Aviso luminoso

"Será una fórmula como la del Congreso de los Diputados o la Asamblea de Madrid", dijo Echeverría. En ambas instituciones, un cuadro de luces, manejado por los presidentes de las cámaras, informan a los diputados de que su tiempo se ha acabado.El segundo teniente de alcalde añadió que las propuestas se pasarán luego a los portavoces de los grupos para que opinen sobre las medidas. "Todos están de acuerdo en que se tiene que arbitrar algo para que las sesiones no se eternicen como ahora", añadió el concejal. "Cuando pasan de las tres de la tarde, y sin comer, los debates pierden fuerza e interés", concluyó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_