El recorte de los ingresos fiscales dificulta aún más la entrada de Alemania en el euro
Alemania tendrá más dificultades de las previstas para cumplir con la convergencia fljada por el Tratado de Maastricht. La disminución de ingresos fiscales producirá un agujero suplementario de 15.000 millones de marcos (unos 1,27 billones de pesetas) en las administraciones públicas, según confirmaron el jueves prestigiosos institutos privados de economía. El déficit alcanzará el 3,3% del producto interior bruto (PIB), cuatro décimas por encima del objetivo del ministro de Hacienda, el social-cristiano Theo Waigel. La coalición cristiano-liberal, que preside el canciller Helmut Kohl, tendrá que ingeniárselas para hacer frente a este desafío fiscal, si quiere cumplir con la cita del euro.
El escaso dinamismo de la economía, que no acaba de despegar, y el aumento del paro, que alcanza cifras récord desde la Segunda Guerra Mundial, originará un nuevo fallido en las cuentas de Waigel. El Estado central, los länder y los ayuntamientos ingresarán en 1997 unos 15.000 millones de marcos menos de lo previsto por el Gobierno en su programa económico anual, presentado el pasado mes de febrero. Casi la mitad de esa suma corresponde al Estado central, según confirmó el jueves al Berliner Zeitung, Alfred Boss, experto fiscal del Instituto para la Economía Mundial (IFW), de Kiel.Si no se toman medidas urgentes, el déficit de las Administraciones públicas se disparará hasta el 3,3% del PIB, tres décimas por encima del máximo que recoge el Tratado de Maastricht y que Waigel se encarga cada día de recordar.
La situación descrita por el IFW es todavía más pesimista que la de los expertos bancarios de otros institutos económicos, como el DIW de Berlín o el de Renania-Westfalia, que han calculado que los ingresos fiscales bajarán de 4.000 a 6.000 millones de marcos.
El Instituto de Investigación Económica de Munich, (IFO), se acerca a los analistas de Kiel al elevar la aminorización de ingresos impositivos a una decena de miles de marcos.Todos los expertos están de acuerdo en que especialmente difícil será cumplir los objetivos de recaudación del impuesto sobre la renta. Como. cada vez hay más desempleo, la suma procedente de los asalariados es cada vez más pequeña.
Tampoco las perspectivas de recaudación del IVA son optimistas, lo que demuestra que el consumo interno privado no acaba de despegar.
El ministro de Hacienda, Theo Waigel, manifestó esta semana que su departamento no tomará ninguna iniciativa hasta que se haga la "evaluación de ingresos fiscales" el próximo mes de mayo.
Para cumplir los criterios de Maastricht que él piensa que están por delante del calendario del euro, no descarta recurrir a una subida de impuestos. Concretamente mencionó el posible aumento del tributo sobre los carburantes, que es especialmente interesante para el Estado.
Sus declaraciones produjeron entonces una pequeña tormenta política. El pasado año, Waigel intentó incrementar este mismo tributo sobre las gasolinas y casi origina la ruptura de la coalición cristiano-liberal que gobierna en Bonn. Se tuvo que conformar con prescindir de la prometida rebaja del impuesto de solidaridad (dedicado a la reconstrucción de la zona oriental).
Los socios liberales (FDP) saltan indignados cada vez que el ministro Waigel intenta elevar algún tributo. Y le echan en cara su atrevimiento, puesto que acaba de presentar su "histórica reforma fiscal" que pretende rebajar la presión fiscal de los contribuyentes y las empresas.
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