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Tribuna:EL MODELO DE FUERZAS DE SEGURIDAD
Tribuna
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El laberinto de la policía española

La descoordinación entre los cuerpos policiales obligan a consultar cientos de achivos, según el autor, para conocer todos los antecedentes de una persona

Debo advertir, de entrada, que al referirme a la policía española no sólo hago alusión al Cuerpo Nacional de Policía, sino también al resto de los cuerpos y fuerzas de seguridad (Guardia Civil, policías autonómicas y policías locales). La Ley Orgánica de 1986 trató de crear un modelo policial bastante centralizado, con ciertos retoques centrífugos, que, aunque algo confusos, abrían caminos hacia la descentralización. De esta manera, se regulaban las policías autonómicas del País Vasco, Cataluña y Navarra, se creaban las unidades adscritas a las comunidades autónomas y se ampliaba el abanico de competencias de los numerosos cuerpos de policía local existentes en nuestro país. Han pasado 11 años y aquel confuso diseño de modelo policial para España ha pasado a ser un auténtico laberinto del que casi nadie sabe cómo salir.El Cuerpo Nacional de Policía, dentro de nuestro enmarañado y complejo modelo policial, continúa siendo la columna vertebral de la seguridad pública de nuestro país y,. además, efectúa casi el 70% de las detenciones que se producen en España. Está presente en todas las capitales de provincia, en las 136 poblaciones numéricamente más importantes y en varios puestos fronterizos. Esto, unido a sus amplias competencias, hace que tenga en estos momentos un déficit importante de efectivos. La Guardia Civil, atípicamente desplegada por las zonas rurales de la geografía española, cumple también relevantes misiones de carácter policial y también tiene déficit de plantilla. La atipicidad viene dada por el cierre de los cuarteles por las noches, medida que habrá sido necesaria por carecer de efectivos, pero que no es de recibo desde un punto de vista estrictamente policial. Sigue, por otra parte, siendo paradójico que, mientras las zonas rurales están bastante desatendidas por la Benemérita, gran cantidad de guardias civiles trabajan en zonas territorialmente competencia del Cuerpo Nacional de Policía.

La Ertzaintza, una policía joven y bien preparada, aunque mal orientada, ya está desplegada por todo el País Vasco, con competencias policiales casi absolutas, y dentro de muy pocos años la policía autonómica catalana tendrá las mismas características. Los numerosos cuerpos de policía local han adquirido también, aunque de forma desigual, un importante protagonismo, no sólo en la prevención de la delincuencia, en general, sino también en la lucha contra la pequeña y mediana criminalidad. Buena prueba de ello es que el conjunto de las policías locales realiza más detenidos (alrededor del 17% del total nacional) que la propia Guardia Civil (alrededor de un 13% del total nacional).

La importante cantidad de atestados y detenidos atribuidos a las policías locales no son conocidos, en un buen porcentaje, ni por el Cuerpo Nacional de Policía ni por la Guardia Civil, y lo mismo puede decirse de las policías autonómicas, por lo que hoy, en España, para. conocer los verdaderos antecedentes policiales de una persona, o cualquier otra información importante para la seguridad de los ciudadanos, habría que consultar a varios centenares de archivos policiales, lo que, desde la perspectiva de la seguridad de un Estado moderno, es un auténtico disparate.

La coordinación entre todo este conglomerado de policías depende más de voluntarismos personales que de la existencia de poderosos y bien estructurados mecanismos de colaboración e intercambio de información. Las guerras de policías (entre todas las policías, incluido el Servicio de Vigilancia Aduanera) son algo más que sucesos aislados, empezando por los dos cuerpos de ámbito estatal dependientes del Ministerio del Interior (Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil). Hay estériles luchas por conflictos. de competencias, por ver quién llega primero, quién se coloca más medallas o quién obtiene el mejor titular en los medios de comunicación. Todos estos despropósitos, fruto de egoísmos, banderías y corporativismos, son favorecidos al depender la coordinación de todas nuestras policías casi en exclusiva de la buena voluntad y sensatez de los responsables -políticos y profesionales- de los Cuerpos de Seguridad. Y, desgraciadamente, estás dos virtudes (buena voluntad y sensatez) no se dan con tanta frecuencia como sería deseable.

A todo esto, el pueblo español se siente inseguro en su gran mayoría, especialmente los habitantes de las grandes ciudades. A pesar de que en todos los sondeos los ciudadanos aprueban la labor del conjunto de las policías -al tiempo que suspenden con perseverancia a la Administración de justicia-, la inseguridad es para ellos uno de los mayores problemas de España, y no pueden entender cómo entre tantos policías y tal cantidad de Cuerpos de Seguridad no sean capaces de resolver con eficacia sus problemas de seguridad y tranquilidad más elementales. Si a esto añadimos sucesos como el reciente enfrentamiento mantenido entre miembros de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera, o el tiroteo mantenido entre funcionarios de la Guardia Civil y de la Ertzaintza, se logra el efecto de llevar a la más absoluta perplejidad a la ciudadanía.

Como -dijo un político catalán, así no podemos seguir". De continuar por este camino muy pronto no sabremos ni quiénes son los delincuentes ni quiénes los policías encargados de perseguirlos. No soy yo el que tiene el poder para hacerlo, ni tengo posibilidad en estas breves líneas de exponer mis ideas al respecto, pero creo que es ya muy urgente poner las bases para establecer un modelo policial coherente para el siglo que viene. Para ello, con los cimientos que se tienen y con la suficiente valentía e imaginación, hay que abrir los caminos de la racionalidad, la simplificación y a una parcelación lógica y eficaz de competencias, coordinando y armonizando a todos los cuerpos e intereses que estén presentes en esta apasionante misión, que no es otra -y debe tener como único objetivo- que ofrecer el mejor servicio público de seguridad para todos los ciudadanos.

Mauricio Moya Lucendo, comisario, ex secretario técnico de la Subdirección General Operativa de la Policía.

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