Emboscada salvaje
El hincha del Ajax que murió en la batalla campal fue rodeado por 20 fanáticos del Feyenoord
A Carlo Picornie le gustaba la acción y por eso acudió a la llamada de los fanáticos del Ajax y del Feyenoord para enzarzarse en una batalla que acabó con su vida. Tenía 35 años, dos hijos y una novia. Su perfil no se ajustaba al de un muchacho pandillero. Era el propietario de un pequeño hotel en Amsterdam y podría pasar por un honorable ciudadano si no fuera porque su pasión por el fútbol sacaba lo peor de su carácter, o al menos lo más fogoso de su temperamento. Cuando le citaron para acudir a una pelea contra los hinchas del Feyenoord, Carlo Picornie no lo dudó. Se fue hasta allá, a un descampado a 20 kilómetros de Amsterdam, sin saber que su rostro era uno de los más conocidos entre los radicales del Ajax y sin saber que le esperaban veinte enemigos dispuestos a matarle."Le rodearon y lo cazaron como a un conejo", declaró un testigo a la televisión holandesa. Del testigo no sabe su nombre, ni su aspecto. Su imagen fue velada por la televisión en un intento de mantenerle en el anonimato. "Cometió un terrible error", comentó uno de sus amigos en un periódico de la capital holandesa. "Le llamaron para pelear y fue. Unos cuantos del Feyernoord debían conocerle muy bien".
Picornie pertenecía al frente F-Side, el sector más radical de los hinchas del Ajax. Su rivalidad con los fanáticos del Feyenoord era tan enconada que no dudó en dejar todo para acudir a un combate que ha provocado la perplejidad en la tranquila sociedad holandesa. Se citaron para la batalla por la red internet, por códigos indescifrables para la policía, por todos los métodos posibles para convertir la pelea en un asunto exclusivo de fanáticos. Acudieron al lugar armados con cuchillos y bates de béisbol. El resultado fue devastador: un muerto, un herido que está al borde de la muerte en el hospital de Beverw¡ik y treinta heridos de diversa consideración.
"Nunca hemos visto algo así en Holanda", dijo Winnie Sorgodrager, ministra de Justicia, "dos grupos en guerra, dispuestos a matarse y lo peor es que la policía no esta dotada para combatir esto". El gobierno, abrumado por las consecuencias del enfrentamiento, ha anunciado medidas urgentes para combatir la violencia en el fútbol, en medio del desconcierto por el despliegue tecnológico que han demostrados los ultras de los dos clubes.
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