La campana democrática

Jaime Mayor Oreja abrió y cerró su intervención en el Congreso con un redoble de campanas democráticas. El badajo que sonaba estaba atado a una cuerda tan resistente como el auto judicial que ayer mismo dictó el magistrado Javier Gómez de Liaño. La soga era tan firme que no resultaba difícil la asfixia parlamentaria de sus opositores.Ante el peneuvista Joxe Joan González de Txabarri, el ministro del Interior se embraveció en la réplica y se permitió lanzarle algunos toques de atención para el portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Joseba Egibar. Sin embargo, González de Txabarri los dio por no escuchados.

El nacionalista vasco estuvo agresivo, pero al final se mantuvo en el terreno de la duda. La posición más extrema llegó de Euskadi, pero por boca del diputado por Vizcaya de IU-IC José Antonio Navas, que fue el único capaz de afirmar tajante que, "por acción o por omisión", Elejalde "ha sido víctima de torturas o malos tratos".

Ni siquiera Begoña Lasagabaster, diputada de Eusko Alkartasuna, se atrevió a tanto. La segunda voz nacionalista estuvo inquisitorial, pero comedida.

Los apoyos de CiU y de Coalición Canaria casi se daban por descontados, de manera que al ministro debió de sonarle a música celestial el discurso que hilvanó el portavoz socialista, Juan Alberto Belloch, con una cerrada defensa suya. Se dirigió a él repetidas veces, en tono personal y cortésmente respetuoso.

Los diputados le escucharon con la atención que suscitan las intervenciones singulares. Al concluir la sesión, algunos socialistas mostraban total acuerdo con su portavoz y se preguntaban si desde las filas populares habría podido oírse algo semejante ante idénticas circunstancias con un Gobierno del PSOE.