El pop madrileño pierde el DNI
La nueva generación de grupos apuesta por la variedad y rompe con la deuda de los ochenta
Hace unos años, cuando se anunciaba la actuación de un nuevo grupo de rock madrileño, siempre se hacía la misma pregunta: "¿Sigue la línea de Nacha Pop o va en una onda más Leño?". Eran las señas de identidad del pop madrileño, las dos vertientes por las que discurrían los grupos del foro: el pop nuevaolero, deudor de la movida, o el rock urbano y callejero. Desde hace un par de años todo ha cambiado. Los nuevos grupos han soltado el lastre que suponía vivir de los años ochenta. Madrid se torna ecléctico. Hip-hop, rap-funk, punk, power-,pop, techno y mil combinaciones más conviven sin traumas. El pop madrileño pierde su identidad, pero gana en variedad.Periodistas, músicos, propietarios de locales y representantes coinciden en señalar que el rock madrileño de nuevo cuño se ha transformado. El crítico musical Jesús Ordovás, que vivió con intensidad la movida madrileña y que sigue de cerca las nuevas propuestas, confirma esta tendencia: "Estás viendo a un grupo madrileño y parece de Seattle, Manchester o Nueva York. Esto tiene una parte positiva y otra negativa. La positiva es que los grupos de aquí están a la altura de los de fuera. Y la negativa, que se ha perdido la personalidad. Se mira mucho al extranjero y se tiende a copiar".
Nacho García Vega, fundador, junto con Antonio Vega de Nacha Pop, grupo bandera del pop madrileño de la movida, también opina _que actual mente se ha perdido la filiación rockera: "Madrid tiene muy poca identidad. Es un gran hotel. Las tribus están más mezcladas que en los ochenta y hay menos prejuicios. No sé si- será positiva esta pérdida de identidad. El tiempo lo dirá".
Carlos Galán, de la compañía independiente Subterfuge Records, ve positiva la ruptura de las cadenas con las bandas de la movida: "Aunque sigue habiendo un submundo de chavales que copian a Nacha Pop, está claro que se impone la variedad. Ahora el panorama es más rico e interesante".
El inglés, mayoritario
Ni siquiera la utilización del castellano para cantar, otrora característica de los grupos madrileños, impera en las nuevas bandas. La mayoría se expresa en inglés. Rosendo, estandarte del rock callejero con su grupo Leño, reflexiona sobre este tema: "No me creo a los grupos madrileños que cantan en inglés. Lo veo un error. No los entiendo y no conecto con ellos. Lo difícil y arriesgado es componer en castellano, porque cuesta mucho más que en inglés. Creo que los grupos actuales viven muy cómodos y no están interesados en las letras. Nosotros teníamos más mala leche. Vivíamos momentos en los que había que dar caña, y lo decíamos en las letras. De todas formas, ahora también vienen tiempos crudos. Espero que los nuevos grupos vuelvan a quejarse en castellano".
Diferencias con respecto a los años ochenta: ahora se trata mejor a los instrumentos. Loreto Antón, de la distribuidora independiente Surco, dice: "Los grupos actuales tocan infinitamente mejor que antes. Hay más poder adquisitivo y más cultura musical". Rosendo comparte esta opinión: "Antes nos tirábamos mucho tiempo ahorrando para comprar una guitarra y luego otro tanto aprendiendo cómo se tocaba aquello. Ahora los chavales enseguida tienen un instrumento y aprenden a tocar muy rápido. Nosotros apenas sabíamos enchufar el instrumento, y ahora te encuentras con auténticos virtuosos". se echa en falta dentro de esta nueva generación de bandas jóvenes un par de grupos que despunten y guíen a los demás. Así lo cree Jesús Ordovás: "Hay muchos grupos y buenos, pero falta una Alaska o un Santiago Auserón, músicos que marquen la diferencia, personajes originales y con carácter que den entidad al movimiento". Otro especialista en el tema, el periodista Fernando Martín, comparte esta opinión: "Hay cantidad, variedad y se toca muy bien, pero hacen falta un par de grupos inteligentes. El problema es que el pop madrileño no tiene gracia".
A pesar de la mezcolanza de géneros, se vislumbran dos territorios con características propias: el barrio de Malasaña, que sigue siendo el cuartel general del punk, y la periferia, localidades como Torrejón, Getafe, y Fuenlabrada, donde se mueve la emergente y activa comunidad del hip-hop. El crítico musical Pablo Carrero destaca la permanencia del llamado sonido Malasaña. "Existen en esta zona un puñado de bares que acogen a este tipo de música, que podemos llamar punkrock o power-pop. Es el único estilo que pervive. Lo demás está más disperso". El crítico Julio Ruiz señala la pujanza del hip-hop de la periferia: "Hace unos ocho años hubo un tímido intento de reivindicar el hiphop, pero creo que esta nueva generación tiene más posibilidades".
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