_
_
_
_
_

Los auténticos vampiros

"Documentos TV" emite el reportaje "'En busca de Drácula"

Guillermo Altares

Las leyendas de vampiros son casi tan antiguas como la cultura. Las historias de individuos que regresan del más allá para llevarse a los vivos provocaron auténticas psicosis colectivas en Europa y Estados Unidos durante los siglos XVII, XVIII Y. XIX, donde, en lugares como Serbia, Hungría, Alemania o Nueva Inglaterra, se produjeron auténticas epidemias de vampiros, durante las cuales cientos de cuerpos eran desenterrados y sometidos a los contundentes métodos para evitar paseos de ultratumba (estacas en el corazón, cabezas rebanadas, corazones arrancados).Sin embargo, toda esa terrorífica tradición quedó eclipsada hace cien años, cuando un escritor irlandés llamado Bram Stoker creó un tenebroso mito con el que desde entonces identificamos a los vampiros: un elegante conde de largos colmillos y capa negra, que se convierte en fosfatina ante la luz del sol, conocido universalmente como Drácula.

El reportaje que Documentos TV emite hoy en La 2 con motivo de este centenario, nos enseña que Stoker nunca había puesto los pies en Transilvania, que su vampiro no tiene nada que ver con los que describe el folclor, que Vlad Dracul III Tepes no era conde sino un voivoda (príncipe) de Valaquia, que entre sus muchas aficiones no estaba la de levantarse de la tumba para beber sangre (prefería empalar o quemar vivas a sus víctimas); pero nos demuestra, ante todo, que las investigaciones en tomo a estos viajeros de la noche son tan fascinantes como las leyendas que difundieron escritores como Goethe, Lord Byron, M. R. James, Baudelaire, Tolstoi, Stevenson o Sheridan Le Fanu.

En busca de Drácula, un documental dirigido por Joe Wiecha para Discovery Chanel, está basado en estudios de historiadores y folcloristas que han investigado casos de vampiros auténticos en EE UU -o sea, de personas que sus contemporáneos creyeron criaturas infernales- y que han intentado dilucidar los motivos por los que este tipo de leyendas han proliferado de una forma tan extraordinaria a lo largo de los tiempos. Las verosímiles explicaciones científicas que plantean los expertos apenas consiguen quitarle hierro a una leyenda que, como se explica en este trabajo, no tiene nada que ver con el nombre con que es identificada universalmente.

Vlad Dracul (diablo) III Tepes (el empalador), cuyo retrato más famoso se conserva en el Museo de Historia de Bucarest, fue un príncipe valaco conocido por su salvaje crueldad, que vivió en el siglo XV en la violenta frontera que separaba a la cristiandad del imperio otomano. Venerado por el nacionalismo rumano como un héroe nacional, que luchó contra los turcos, pero también contra los boyardos y los sajones de Transilvania, Tepes era capaz de montar orgías de sangre -dicen que empaló a 200.000 turcos a la vez- que hubiesen dejado de piedra al Drácula literario, que sólo trabajaba en el negocio de la sangre a pequeña escala: birlaba algún bebé de vez en cuando y mordía el cuello de apetecibles jovencitas.

Ilustrado con imágenes de los príncipes de las tinieblas más famosos del cine -Max Schreck, Bela, Lugosi y Christopher Lee-, el documental deja de lado la gran tradición literaria en tomo a los vampiros anterior a Stocker para centrarse sólo en el folclor. De esta forma, olvida uno de los principales atributos del vampiro: la fascinación que despierta, su maligna capacidad para atraer, que otorga una importante carga sexual a su personaje, en el que se mezclan- el amor y la muerte. En su adaptación de Drácula, Francis Ford Coppola supo ver como nadie esta faceta romántica del vampiro, capaz de decirle a su amada Nina: "He cruzado océanos de tiempo para encontrarte".

La ciencia puede clonar ovejas y encontrar explicaciones médicas al presunto regreso de los muertos. Pero no puede evitar que la humanidad siga dejándose arrastrar por el fascinante e inevitable temor que despiertan las criaturas de la noche, entre las que, desde hace cien años, ese conde de Transilvania es el gran jefe.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_