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Los médicos italianos deberán optar por sanidad pública o privada

Los aproximadamente 100.000 médicos que trabajan en las estructuras de la sanidad pública en Italia tendrán que optar, antes del próximo 31 de mayo, por renunciar a sus actividades en clínicas o consultorios privados si no quieren ser sometidos a penalizaciones que restan sustancialmente el incentivo económico y profesional de la actividad paralela.La opción será renovable cada tres años, según establece el decreto aprobado por el Gobierno con objeto de reforzar y abaratar el sistema público.

El decreto, que encuentra fuertes resistencias en la clase médica, establece, en efecto, que el médico que decida seguir simultaneando su trabajo hospitalario con la consulta privada perderá un 15% del sueldo correspondiente a la dedicación plena y, sobre todo, perderá puntos en los concursos que le impedirán hacer carrera. Quien, en cambio, elija mantenerse al 100% en la estructura pública, sumará puntos en su currículo, percibirá mejoras salariales y será favorecido con ventajas fiscales.Tarifas reguladasIncluso quienes opten por la sanidad pública podrán ejercer la medicina privada, pero a condición de que lo hagan dentro de su propia unidad sanitaria pública y en horarios bien definidos que no interfieran en ningún caso con el tiempo de trabajo debido al Estado.

El decreto establece que tal actividad privada deberá desarrollarse con tarifas reguladas, y que los hospitales y demás centros públicos tendrán que reservar una parte superior al 5% de sus instalaciones -como horas de quirófano, aparatos de diagnóstico y terapia o camas- para el ejercicio de esta medicina privada inscrita en la sanidad pública. La norma prevé incluso sanciones para los administradores de hospital que no la cumplan.

Pero los médicos consideran la perspectiva de este cumplimiento poco realista, y de ahí arranca la mayoría de las protestas suscitadas por un sistema que, por lo demás, podría contribuir a abaratar tanto la sanidad pública como el precio que el ciudadano paga por la medicina privada, así como a mejorar las condiciones tecnológicas en que se ofrece esta última.

En la actualidad, sólo el 0,3% de los hospitales italianos dispone de camas de pago. La calidad hostelera de los centros públicos del país es, además, tan deficiente que los médicos consideran imposible atraer hasta a ellos a la clientela privada. El problema se extiende también a los servicios públicos de diagnóstico y terapia, colapsados por las colas.

Portavoces de los médicos han estimado, por tanto, que, si es verosímil que los profesionales jóvenes opten por la sanidad pública, resulta bastante impensable que los médicos consagrados dejen la privada.

El Gobierno italiano, por su parte, espera ahorrar casi 50.000 millones de pesetas, sólo en 1997, gracias a esta medida.

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