"La España rural empieza a repoblarse"
El lugar común de que los pueblos están en decadencia responde cada vez menos a la realidad. Unas gentes se van, pero el hueco que dejan lo llenan otras que vuelven en busca, sobre todo, de sus raíces. El director del departamento de Sociología II, Ecología Humana y Población de la Universidad Complutense de Madrid, Benjamín García Sanz, diagnostica en su libro La sociedad rural ante el siglo XXI -editado por el Ministerio de Agricultura- dos indicios que marcan un cambio de tendencia: el retorno de los prejubilados y el de los jóvenes que ya no huyen de su pueblo.Pregunta. ¿Cómo ha influído que las generaciones españolas, hasta los años 60, sean de pueblo?
Respuesta. Se ha escrito poco de la ruralización de la ciudad y es un proceso importante; no hay que olvidar que buena parte de la emigración de los años 50-60 eran familias enteras que emigran con toda su cultura. Se percibe en los barrios de las grandes ciudades, impregnados de muchas prácticas netamente rurales: jugar a las cartas, ir a charlar a los bares, el diálogo entre las vecinas y la ayuda vecinal.
P. ¿Cúal es la evolución demográfica en el mundo rural?
R. No es del todo verdad que haya un despoblamiento intenso en los pueblos. Hubo una crisis demográfica acelerada hasta los años 70, pero desde los 80 esa emigración se ha estancado. Aún no se puede hablar de una recuperación sostenida, pero la España rural empieza a repoblarse: no hay vaciamiento demográfico y la tendencia es que las entradas a los pueblos están aumentando.
P. ¿Quiénes son los que regresan?
R. Depende de la edad. Los jóvenes urbanos tienen más reticencia a entrar en el pueblo, pero los rurales tienen menos interés en salir. Hay en el mundo rural una masa importante de jóvenes que conocen las dificultades de abrirse camino en el mercado urbano y fuerzan quedarse en su pueblo. Y otro fenómeno muy interesante: el joven emigrante que no ha podido entroncarse en la ciudad y que, al volver, acentúa el valor de la vida rural.
P. ¿Y los adultos?
R. También regresan. Son el grueso de la recuperación poblacional de los pueblos, antiguos emigrantes -muy vinculados al pueblo- forzados por las jubilaciones anticipadas de grandes empresas como Renault, Seat, o Altos Hornos. Curiosamente no son los de más edad, sino los que tienen entre 55 y 70 años.
P. ¿De qué vive la gente en los pueblos?
R. Estamos ante un mundo rural cada vez menos agrario y más pluriactivo que se percibe en las elecciones municipales: cada vez la representación de agricultores es menor. En municipios de 2.000 habitantes sólo un 34% de la población activa es agraria. El resto vive de industrias de transformación de productos agrícolas, de la construcción y de los servicios. El paro en el mundo rural es mucho más bajo aunque esta visión optimista no es extrapolable a todas las zonas.
P. ¿Quiénes abundan más en los pueblos, hombres o mujeres?
R. El grueso de jóvenes rurales es masculino, porque la emigración es básicamente femenina. El mercado de explotación agraria es mucho más restringido para ella. La mujer que quería trabajar tenía que salir. El proceso de modernización de la mujer rural ha conllevado su ruptura como ama de casa y como trabajadora subsidiaria de la agricultura y, si no queremos que la mujer rural no emigre, hay que buscarle trabajo fuera de la agricultura. El paro en la mujer rural, que demanda trabajo en igual proporción que la urbana, está integrado por mujeres que buscan su primer empleo. La mujer rural se ha cultivado más que el hombre y esa preparación ha sido un elemento positivo para la emigración.
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