Ferrer, Don Quijote y Superman
El autor destaca en este artículo la altruista labor de Eulalio Ferrer que fundó el Museo Iconográfico del Quijote en México, visitado el pasado año por 200.000 personas.
Carlos Fuentes, en sus últimos ensayos, establece con una eficacia simbólica la disyuntiva de la sociedad en estos momentos de transición y cambio. Sólo hay dos caminos, señala; en uno se espera Don Quijote, en el otro se alza la imponente prepotencia de Superman.El uno es nuestro, implica valores que aprietan y resumen no sólo cuanto hemos sido, sino cuánto quisiéramos ser, cuánto entraña de ilusión y esperanza.
Pocos, muy pocos mexicanos de nuestro tiempo, han visto con claridad estos dos caminos y han entregado todos sus esfuerzos a impedir que Superman, vencedor de todos los combates, no termine venciendo y exterminando a Don Quijote.
Estoy hablando de un santanderino de España que de vino mexicano por razones de credo. Estoy escribiendo de Eulalio Ferrer.
El año pasado, 200.000 personas llevaron a cabo una peregrinación a la ciudad de Guanajuato para visitar a Don Quijote. El camino que lleva al Museo Iconográfico del Quijote es, también, el camino de una idea que encontró en Fuentes y en Ferrer sus abanderados más contumaces, persistentes e iluminados.
Ese caballero andante que salta el océano y se pone en marcha por tierras de América, es más que un afán de acumular iconos y símbolos. Es más, incluso, que un museo con cerca de mil cuadros o figuras cervantinas. Es todo un combate diario y vibrante contra Superman.
Eulalio Ferrer ha llevado esta batalla hasta más allá que el propio museo que inventó, donó, hizo vivir.
- El Coloquio Cervantino Internacional ha reunido en Guanajuato a los especialistas más importantes del mundo, y su Concurso Anual Escolar atrae la intención de miles de niños que no sólo descubren a Don Quijote, sino lo que éste tiene de mexicano y actual.
- Otras tareas guijotescas proceden de la misma generosa idea, como es el Premio de Novela del Ateneo de Santander o el Premio Internacional Menéndez Pelayo o el Fondo Eulalio Ferrer para estudios sobre la poesía española en el exilio que se lleva a cabo en el Colegio de México.Ciertas y discutibles tradiciones hacen que en nuestra sociedad hispanoamericana este tipo de personalidades altruísticas no se den en la medida que serían necesarias.
Los museos creados por una persona o una familia, la entrega de capitales a una idea noble y que busca beneficiar a la comunidad, no se producen en la medida en que sería necesario y conveniente.
El gesto de un Eulalio Ferrer que obliga a sí mismo a seguir una línea de generosa participación en todo un proyecto que tiene como símbolo un personaje literario en el que se ejemplifican los valores de nuestros pueblos, es singular y muy poco repetido. Por todo esto, bueno es acudir a mostrar, a quien no lo sepa, de qué persona estamos hablando y escribiendo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.