Semanas negras
Existen semanas negras, y no son precisamente las dedicadas a la literatura policiaca. Hace pocos días, mi formidable abuelo Félix Ramírez, orador incansable y memoria abierta de la guerra civil española, partió hacia yermos, luego le siguió el cronopio Osvaldo Soriano desde su sombra particular, y ahora se me muere el escritor checo Bohumil Hrabal.Mi admiración hacia Bohumil Hrabal viene de lejos, admiración compartida con un buen amigo y que nos llevó a querer a la ciudad de Praga, a escuchar las emisiones en castellano de su radio y a recibir de su redactor jefe una carta en la que enumeraba 18 obras inéditas en nuestro país, con títulos como: La vida sin esmoquin, Evangelio esquizofrénico o Manual del aprendiz de narrador. Toda su obra se fundamentaba a partir de lo maldito o lo cotidiano, como la frase que un día le dijera una tabernera: "Vivo en una ciudad tan grande y me encuentro tan sola". Sin duda alguna, han desaparecido tres bibliotecas de Alejandría.-
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