"Txikierdi nos pide hablar y lo correcto es escucharle"

A la espera de su encuentro con el dirigente de ETA encarcelado Juan Lorenzo Lasa Mitxelena Txikierdi, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, José Antonio Rubalcaba, reitera la conveniencia de ese diálogo. Militante del PNV, este abogado de 56 años apunta que, pese a todo, sería una irresponsabilidad crear esperanzas de que este contacto pueda facilitar la liberación de José Antonio Ortega Lara.Pregunta. El Gobierno ha decidido no negociar con los presos designados por ETA. ¿Por qué le enmiendan ustedes la plana desde el Parlamento vasco?

Respuesta. No vamos a negociar nada con Lasa Mitxelena. Vamos a que nos cuente los problemas penitenciarios y a informarle de los trabajos de la comisión parlamentaria.

P. ¿Se puede ignorar la significación política de ese gesto?

R. Nos dirigió una carta muy correcta y nosotros pensamos que por hablar que no quede.

P. ¿A cuántos presos ha visitado como presidente, de la comisión?

R. Hemos visitado las tres cárceles de aquí, atendimos la solicitud de José Miguel Sueskun, y nos interesamos por la situación de unos presos extranjeros y de un insumiso.

P. Sueskun y sus seis compañeros solicitaron la ayuda parlamentaria cuando habían iniciado el proceso de reinserción.

R. Es cierto, pero, bueno, tampoco sé a qué viene todo es e escándalo por la entrevista con Txikierdi. Es la primera vez que nos pide hablar y nos parece que lo correcto es escucharle.

P. ¿Tiene esperanzas de que estos contactos faciliten la puesta en libertad de Ortega Lara?

R. Sería irresponsable por mi parte hablar de esperanzas. Nosotros plantearemos el tema.

P. Algunos jueces de Vigilancia Penitenciaria y sindicatos de prisiones indican que los presos de ETA son privilegiados en relación al resto de la población reclusa. ¿Qué opina?

R. No sé si son privilegiados o no. Si se escucha a lo que viene de la otra parte uno tiene que sacar conclusiones distintas. El presidente de la Audiencia de Vizcaya, Joaquín Jiménez, acaba de decir que la dispersión carcelaria va contra la legalidad.

P. Hay interpretaciones judiciales que sostienen que el acercamiento no es un derecho de los presos sino una recomendación legal.

R. Nosotros creemos que las leyes dicen que los presos deben cumplir sus penas cerca de sus entornos familiares y sociales. Lo ha dicho también el Parlamento Europeo. La dispersión, diseñada en función de una política de reinserción que luego no llegó a aplicarse, penaliza no sólo al preso sino fundamentalmente a sus familiares.

P. ¿Por qué se meten ustedes en un plan de acercamiento que es competencia de Interior?

R. Tenemos esa competencia estatutaria, pero no está transferida. Si hemos hecho el plan es porque Instituciones Penitenciarias ha renunciado a hacerlo a pesar de nuestras peticiones.

P. ¿De verdad están dispuestos a ir a Estrasburgo con HB a denunciar al Gobierno español?

R. Quisiera que el ministro del Interior nos diera una salida para no llegar a eso, pero si todo sigue igual veremos si nos hacemos la foto con HB en Estrasburgo o si únicamente voy yo como presidente de la comisión.

P. ¿Por qué han marcado una dinámica tan acelerada desde la comisión parlamentaria que usted preside?

R. Porque el Ministerio del Interior no se ha movido desde los tiempos en que el ministro José Luis Corcuera decía que en Nochebuena saldrían 50 presos reinsertados y otros tantos en Navidad y en Nochevieja. Asunción no duró lo suficiente y Belloch no hizo prácticamente nada.

P. Los pronunciamientos de su comisión coincidentes en el tiempo con la campaña de HB ¿No han reducido el margen de maniobra del Gobierno?

R. La dispersión es un drama para las familias y la reinserción no se aplica. El resultado es que el colectivo de presos de ETA vuelve a estar unido. Hay que desbloquear este asunto.

P. ¿La política penitenciaria y los contactos con los dirigentes de ETA presos no debería discutirse en la Mesa de Ajuria Enea?

R. Si se hubiera llevado a la Mesa de Ajuria Enea no habría salido acuerdo alguno, porque allí se exige unanimidad. La Mesa discute asuntos más generales.